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LA REVOLUCIÓN SERÁ FEMINISTA...

«Mujeres y trabajos: las más precarias de las precariedades»

Natalia Renzi, 13 de mayo de 2013




La burguesía capitalista va a por todo
y debemos responder con la misma
medida, saliendo a la calle, organizando
la resistencia en nuestros trabajos,
apoyando solidariamente todas las luchas,
participando y unificándonos contra
la dictadura del capital.

En todo el mundo las condiciones de
vida de la clase trabajadora son golpeadas
y amenazadas por las embestidas
que el capitalismo aplica mediante las
acciones y políticas de los gobiernos
mercenarios, implantados por la burguesía
mediante el dudoso sistema electoral
falsamente democrático, que responde
a los intereses de la banca. Con
esta sucia estratagema, a la que se le
llama democracia y no lo es, el sistema
financiero crece y se enriquece alimentado
por los presupuestos de nuestra
salud, educación, servicios sociales,
trabajos, transporte y viviendas. El sistema
capitalista busca sacar el máximo
de beneficios oprimiendo a la clase
trabajadora con el argumento fraudulento
de la deuda pública, el precio es
nuestra esclavitud.

El 8 de marzo las mujeres salimos a
la calle, como todos los años, para conmemorar
el Día Internacional de la Mujer
Trabajadora, recordamos a las 142
huelguistas que en 1911 fueron quemadas
vivas dentro de la fábrica textil
por su patrón, y nos hemos solidarizado
con todas las luchadoras del mundo,
porque la lucha no está terminada.
Esta semana en Bangladesh 43 mujeres
trabajadoras del textil murieron
y cientos resultaron heridas porque
se cayó el edificio donde trabajaban
para marcas de ropa extranjera conocidas.

El patrón que
las tenía cerradas no
las dejó marchar a pesar
de que las paredes
se caían (ver artículo).
La historia se sigue repitiendo:
la avaricia de
los explotadores no tiene
límites. Denunciamos
los hechos y la hipocresía
de quien hace
como si nada pasase.
Por ello, tal y como
hemos gritado el 8 de
marzo que nosotros no
debemos y por tanto no pagaremos,
volveremos a salir el 1 de mayo con
nuestros compañeros de clase trabajadora
para denunciar al patriarcado y
al capitalismo, los verdaderos responsables
de la crisis que nos ha llevado
hasta estos niveles de endeudamiento
fraudulentos, que quieren utilizar como
excusa para continuar robándonos el
fruto de nuestro trabajo.

Para toda la clase trabajadora el
enemigo es el mismo: la burguesía, por
ello, desde el Grupo de Mujeres de
Lucha Internacionalista, sostenemos
que la solidaridad entre las mujeres debe
ser con la clase obrera y no con las
burguesas que ocupan puestos de poder.
Estamos convencidas que un feminismo
revolucionario que enfrente la
explotación de las mujeres debe ser un
feminismo de clase, porque somos
conscientes de que con la burguesía
no podemos establecer ninguna unidad,
por más mujeres que sean Ángela
Merkel, Soraya Sáenz de Santamaría,
Carme Chacón, María Teresa
Fernández de la Vega, Elena Valenciano,
María Dolores de Cospedal, Alicia
Sánchez Camacho, Irene Rigau, Hillary
Clinton, Margaret Thatcher, Letizia
Ortiz, Christine Lagarde, Joana Ortega
o Cristina Kirchner.

El trabajo de las mujeres no sólo es
el asalariado de nuestros trabajos
precarizados, también lo es el que nos
roban a los paradas y el que como
mujeres tenemos invisibilizado: el trabajo
doméstico de crianza y reproducción
de los futuros trabajadores y excluidos,
el trabajo de cuidado de los enfermos
y los ancianos que el sistema expulsa y deja desprotegidos. Un trabajo
que se ve afectado con los últimos recortes
sobre la Ley de Dependencia, que llevan
a la miseria a familias enteras y nos
hunde aún más a las mujeres, porque nos
encadena a trabajar en casa sin remuneración
y nos responsabiliza de las deficiencias
de un Estado que sacó las ayudas y
el dinero que se destinaba para estos servicios
sociales.

También somos mujeres las que conformamos
un ejército de trabajadoras de
la limpieza, trabajadoras que en muchos
casos no se encuentran dentro del sistema
o que para entrar deben pagarse ellas
mismas su seguridad social, muchas trabajadoras
somos inmigrantes que venimos
a trabajar a Europa, muchas dejaron
a sus hijos con las abuelas y son las
encargadas de sostener la economía familiar
desde el extranjero; países como
Ecuador mantienen su economía con
este ejército de mujeres de la limpieza.
Las mujeres somos una mayoría que
utiliza el transporte público para estudiar,
trabajar y llevar a los hijos a la escuela,
somos las que más utilizamos la sanidad
y trabajamos en ella, somos la mayoría de
las dependientas de tiendas y supermercados
como la mayoría que hacemos las
compras domésticas, somos la mayoría
de las trabajadoras y alumnas de la educación
y madres de los destinatarios de
esta labor educativa. Son estos lugares
claves en la sociedad los que nos permiten
establecer solidaridad con todos los
sectores cuando están en lucha, tenemos
en nuestras manos la posibilidad de apoyar
y garantizar las huelgas y las medidas
de fuerza de la clase trabajadora.
Una mujer violada, golpeada, expulsada
de su trabajo por la posibilidad de quedarse
embarazada, una madre
pluriempleada, una desahuciada, una estudiante
becaria explotada, una mujer
prostituida y perseguida por mafias y policías,
una mujer que no puede pagar un
aborto ni decidir libremente sobre su cuerpo,
una mujer inmigrante a la que no se
le reconoce el derecho a la salud es una
trabajadora oprimida y a ella le damos
nuestra solidaridad revolucionaria, porque
esta es la solidaridad que funciona: la solidaridad
de la clase trabajadora.

Recuerden: Las mujeres no estamos
solas, el 25 de mayo de 11:00 a 20:00
participad todos y todas en las Jornadas
Estacionales de Primavera: Mujeres y Trabajos,
organiza el Grupo de Mujeres
Libertarias de la Secretaría de la Mujer
de CGT, en el mismo sindicato, en calle
Laietana 18, 9na. planta. ¡Llevad para
compartir una ración de comida que os
guste preparar y cubiertos!

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