En el mercado de trabajo, las mujeres
continuamos sufriendo el doble
de paro que los hombres y se mantienen
las diferencias salariales con
un 30% menos de salario de las
mujeres respecto los hombres. Nos
afecta la precariedad en el trabajo
(contratos a tiempo parcial, temporales)
y la sobreexplotación de las
mujeres con jornadas de trabajo de
más de 40 horas, o con dedicación
al trabajo de todo el día en sectores
muy feminizados como el comercio
y los servicios: limpieza, trabajadoras
domésticas, cuidado de las personas,
telemarketing, monitores de
comedor, dependientas.
El encarecimiento de los alimentos,
la vivienda y otras necesidades
básicas para subsistir ha hecho que,
cada vez más, mujeres que tienen
a su cargo una familia (separadas,
divorciadas, etc.) se vean obligadas
a aceptar trabajos de jornadas interminables.
Esta sobreexplotación provoca
en ellas depresiones y enfermedades.
El desmantelamiento y la
privatización de los servicios públicos
(sanidad, enseñanza, guarderías,
geriátricos) aboca a muchas mujeres
a jornadas laborales a tiempo
parcial o a volver a casa, lo que
acelera la pobreza de las mujeres.
Al fin y al cabo, elimina las posibilidades
de independencia económica.
Hasta que estas condiciones materiales
no se corrijan, unas leyes formales
de igualdad serán papel mojado.
Y esto lo combatimos con
movilización.

En el caso de las mujeres
inmigradas, a las dificultades de no
tener papeles o tener permiso de
residencia y no de trabajo, se añade
que el Ministerio del Interior (Instrucción
14/2005 de la Secretaría de Estado
de Seguridad) “estipula, en conjunción
con la Ley de Extranjería,
que se debe proseguir con los procesos
de expulsión en el caso de
mujeres inmigrantes en situación
irregular que hayan solicitado protección
como víctimas de la violencia
de género, una vez que se hayan registrado sus
denuncias.” Y
esto lo combatimos
con movilización.

Sin una apuesta clara
por la escuela pública, laica y
de calidad, difícilmente se pueden
asegurar medidas educativas
para la igualdad entre
mujeres y hombres, pues
parte de la escuela privada
y concertada defiende
idearios contrarios a la
igualdad mujer-hombre. Y
esto lo combatimos con
movilización.

La derecha ha iniciado una ofensiva
policial, judicial y mediática contra
el aborto en base a que la ley
permite la criminalización, que se
suma a las manifestaciones contra
la igualdad de derechos de las
lesbianas y gays y a la criminalización
contra las medidas sanitarias
paliativas de los sufrimientos
(como parte de su campaña contra
la sanidad pública). Y esto lo
combatimos con movilización.

Las mujeres y hombres
trabajadores de Gaza (Palestina),
están bloqueados por decisión
de Israel, EEUU, Rusia y la Unión
Europea con la complicidad del gobierno
Zapatero, que mientras predica
la Alianza de civilizaciones,
colabora en las agresiones imperialistas.
Sufren constantes agresiones
militares y pasan hambre, tienen
cortes eléctricos y de combustible,
y no les permiten entrar productos
básicos y medicamentos. Y esto
lo combatimos con movilización.

Por todo ello, este 8 de marzo nos movilizamos por:

- Trabajo estable para todas y todos, con salarios dignos:
eliminación de los contratos temporales y a tiempo parcial.
Igualdad salarial entre mujeres y hombres por trabajos
equivalentes. Ningún despido por embarazo.

 Contra el bloqueo de Gaza (Palestina), que encarcela y
somete al hambre a trabajadoras y trabajadores y a sus
hijos.