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Artículos de actualidad sobre Ucrania



NI VIOLENCIA PATRIARCAL, NI OPRESIÓN COLONIAL. LAS TRABAJADORAS CON LA RESISTENCIA PALESTINA.



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SOBRE NUESTRA POSICIÓN ANTE LA INVESTIDURA

Josep Lluis del Alcazar, 18 de octubre de 2015




¿Cómo es posible que un partido revolucionario proponga facilitar la investidura de un gobierno con partidos burgueses? Y ciertamente el hecho de votar, ni que sea dos, o incluso una abstención, es efectivamente facilitar su investidura. Tampoco tenemos ninguna duda que el gobierno de JxS sería un gobierno burgués.

Lenin, en «Izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo» decía que era obligatorio utilizar «la menor «grieta» entre los enemigos, toda contradicción de intereses entre la burguesía de los diferentes países, entre los diferentes grupos o diferentes categorías burguesas en el interior de cada país; hay que aprovechar igualmente las menores posibilidades de obtener un aliado de masas, aunque sea temporal, vacilando, inestable, poco seguro, condicional.» En otro momento escribe: «Desde 1905 defendieron sistemáticamente la alianza de la clase obrera con los campesinos, contra la burguesía liberal y el zarismo, no negándose nunca, al mismo tiempo, a apoyar a la burguesía contra el zarismo (en los empates electorales, por ejemplo); y prosiguiendo así mismo la lucha ideológica y política más intransigente...» .

¿Alguien puede minimizar la grieta que se abre entre el Estado y el Parlamento de Catalunya que sale de este 27S? Efectivamente los dos son burgueses, pero a nadie escapa el carácter progresivo de la lucha del pueblo catalán, las movilizaciones masivas, que una parte de este pueblo (y no sólo la burguesía) ve reflejada en los 62 escaños de JxS contra la opresión del Estado Monárquico. Nadie puede decir que entre los 1,6 votantes de JxS hay sólo burguesía, hay muchos sectores populares. Tenemos que establecer un diálogo con ellos: «¿Queréis la independencia?, nosotros también. ¿Creéis que JxS os la traerá?, nosotros creemos que no, pero estamos dispuestos a luchar para poner fecha a la proclamación de la República catalana.

Lo que no podéis pedirnos es que renunciamos a la lucha por las condiciones de vida de las clases populares: paro, desahucios, despidos, escuela y sanidad pública, por lo tanto votaremos con ellos la República catalana, pero no pararemos ni un instante para defender a la mayoría obrera y popular de este país... y sin ella esta República catalana tampoco es posible.» Quien no da importancia a unas ir a nuevas elecciones es que no comprende esta grieta que han abierto media docena de masivas manifestaciones populares: un grito por la ruptura que tenemos que hacer más grande. Tampoco se puede quitar importancia a la confrontación entre sectores burgueses. Lo que sí que nunca Lenin puso en juego fue la claridad de la lucha: la independencia política y la confrontación ideológica, por eso decimos que no hay nada a negociar con el nuevo gobierno, no hay pacto de legislatura, ni entrada en el gobierno.

¿Por qué no aprovechamos para conseguir más cosas a cambio del voto por la investidura para los y las trabajadoras? Tenemos definido un plan de choque o de medidas de emergencia. Si partimos de su totalidad y lo ponemos como condición, entonces en realidad es un recurso para no dar los dos votos, pues parece obvio que CDC-ERC no lo aceptarán y vamos a elecciones anticipadas. Este debate es una simple variante del que ya hemos hecho más arriba.

Si lo que hay detrás es la legítima tentación de pensar que si ahora los tenemos al alcance y nos necesitan lo tenemos que aprovechar para arrancar alguno de los puntos en defensa de la clase trabajadora, efectivamente estamos abriendo una negociación, en la cual todo el mundo entenderá que hará falta que las dos partes cedan.

Pero justamente cuando hablamos de plan de emergencia social o de choque se trata de necesidades urgentes y vitales por los trabajadores/as, no se pueden poner en una mesa de negociación para salir con unos mínimos que paren la lucha por el conjunto. No pueden justificar que sigan desahuciando por qué nos den cobertura a los comedores escolares, como no podemos dejar que sigan despidiendo con dinero público (como Panrico) a cambio que aparquen el Consorcio Sanitario de Lleida.

El problema de querer arañar algún punto es cuál es el precio a pagar y cómo se sale de la negociación con un gobierno de JxS. Con un acuerdo firmado con medidas de gobierno concretas y declaraciones generales de intenciones, necesariamente se tendrán que aparcar otros temas (los que nosotros mismos no hemos puesto como imprescindibles en la negociación) y será difícilmente explicable un llamamiento a la movilización contra este gobierno. Y a quien daremos el voto ya no será a JxS para no poner en cuestión la mayoría independentista del 27S, sino a un plan de gobierno –resultado de la negociación- de mínimos, que nos compromete por lo menos en los puntos acordados. Y si hay cosas buenas que se pueden conseguir con la presión de los parlamentarios, ¿no haremos pensar a muchos que habría que seguir presionando al Gobierno desde el Parlamento para ir obteniendo poco a poco cosas para los trabajadores/as?. Y esto es crear falsas ilusiones en un Gobierno CDC-ERC. Desde el primer momento nosotros decimos que lo que necesitamos no es un Gobierno de CDC-ERC, sino un Gobierno de los y las trabajadoras, que es el que puede resolver los problemas de fondo que nos imponen el Estado Monárquico y el capitalismo.


Ante la imputación de Artur Mas

Acaban de anunciar la imputación el 15 de octubre de Mas y otras consejeras dos días antes, acusados por hacer posible la consulta del 9N. Efectivamente Artur Mas- cómo dice Ermengol Gassiot, secretario general de la CGT de Catalunya- ha sido el responsable de ataques sistemáticos a la libertad de expresión, de la represión, de muchos cierres y recortes... es decir una persona odiada y con razón por cualquier luchador social. Efectivamente como dice el artículo «No es uno de los nuestros». Pero de aquí él deduce que nosotros no podemos solidarizarnos con Mas.

Nosotros no compartimos esta forma de razonar. Si Mas estuviera imputado por cualquiera otro delito, nosotros no tendríamos ningún problema, pero imputando a Mas por la convocatoria del 9-N lo que se quiere es imponer la ley del silencio en el pueblo de Cataluña. El que pretende el Estado y el Gobierno Central es utilizar Artur Mas para golpear un derecho que no podemos obviar: el derecho de autodeterminación del pueblo catalán.

Esta lógica de neutralidad no es la que hemos aplicado con casos más lejanos, y de hecho, más graves. Personajes como el líder palestino Yasser Arafat, o el kurdo Abdullah Ocalan eran también burgueses, fueron los artífices de traiciones a las luchas de sus pueblos. Por estas traiciones merecen la condena de sus pueblos, pero ni Israel ni Turquía son nadie para juzgarlos, ni encarcelarlos. Y es evidente que no los juzgan por estas traiciones sino para castigar la lucha que representan. Pues pasa el mismo con Mas: ningún tribunal español tiene derecho a condenarlo por el 9-N. Y el que aquí se juzga no son las privatizaciones y los recortes, sino el derecho de autodeterminación sino del pueblo catalán. Y en este conflicto no somos neutrales. Mas es un canalla, pero no corresponde a la fiscalía ni a los tribunales españoles juzgarlo.

Mas no es uno de los nuestros y lo decimos muy claro, pero nosotros no pasamos de la provocación del estado contra el pueblo de Cataluña y esta tiene que tener respuesta. Es por eso que sin disolver ninguna de las críticas a Mas llamamos a la movilización contra este ataque del estado.

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