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NI VIOLENCIA PATRIARCAL, NI OPRESIÓN COLONIAL. LAS TRABAJADORAS CON LA RESISTENCIA PALESTINA.



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LA CRISIS DE 2008 LLEGA A CHINA

Dictadura «roja» + capitalismo feroz

Víctor Messeguer, 20 de enero de 2016




La economía china es la segunda del mundo y también la segunda que dispone de más super-ricos (con más de mil millones de dólares), en los dos casos sólo superada por EEUU. Pero sus dimensiones no nos tienen que llevar a engaño: así como EEUU es la potencia imperialista dominante en el mundo, China es un país dependiente, dependiente de las inversiones extranjeras y de las exportaciones. Pero, aparte de su tamaño hay unas características que la diferencian de otros países dependientes. Primero, que la dictadura del Partido Comunista Chino (PCCH) garantizó hasta ahora unas altas tasas de explotación y de acumulación de capital que atrajo empresas y capitales con el incentivo de bajos salarios y altos beneficios. Segundo, su carácter de fábrica del mundo implica la mayor clase obrera del mundo. Tercero, como vestigio de haber sido un estado obrero, continúa teniendo unos importantes sectores bancario y productivo públicos y planificados (pero al servicio del capital).

En 1978 se inició la restauración capitalista (elimi-nación de las comunas agrarias, creación de zo-nas francas industriales con obreros sin derechos y liberación de precios), y en 1989 con la matanza de Tiananmen se consolidó la dictadura del PCCH y la política de bajos salarios, lo que provocó un salto en las inversiones extranjeras. Diez años más tarde empezaron las luchas de campesinos y jubi-lados. En 2008, reflejo del Crack, 20 millones de trabajadoras fueron despedidos en China, no sin resistencia. A partir de 2010, las luchas y huelgas ilegales ampliaron su número y éxitos. Los salarios medios pasaron de 60 dólares al mes a 371. Algu-nas empresas respondieron deslocalizando a Viet-nam, Filipinas, Indonesia, Tailandia, Bangladesh, Pakistán, Malasia, Camboya o a re-giones rurales del interior de China (salario de la mitad que en la costa).

Como describe Varufakis, el crack de 2008 y la gran recesión averiaron (sin eliminarla) la corriente mundial de exportacio-nes a EEUU y el retorno a Estados Unidos de una parte de los beneficios de éstas para invertirlos en el mercado de valores norteamericano. China perdió una parte de su mercado y un destino para los capitales que se acumulan. Amortiguó el golpe gracias a los res-tos de su economía pla-nificada y sector públi-co, creando una burbu-ja inmobiliaria y de infraestructuras (el con-sumo de cemento de China en tres años equi-vale al de EEUU en todo el siglo XX) que empezó a desinflarse en 2015 pero que todavía no ha estallado. Al mis-

mo tiempo, se creó una burbuja bursátil que «limpió» los ahorros de sectores de la clase obrera y pequeña burguesía (ahorros que cumplen la función de compensar los programas sociales de alquiler barato, seguridad social y empleo seguro del estado obrero que des-aparecieron para las trabajadoras del sector privado). Esa burbuja bursátil tampoco ha estallado a pesar de un ajuste en el verano de 2015 (había subido un 150% en un año y bajó el 40%).

En 2015 el PIB mundial ha baja-do un 5%, lo que también ocurrió en 2009 pero solo 3 veces más en los últimos 40 años. La economía china está dejando de hacer el pa-pel de amortiguador de la crisis mundial que realizaba desde 2008. Para medir su incidencia, hay que recordar que, aparte del petróleo, China es la compradora del 40% del conjunto de las materias primas mundiales. Pero para comprender su carácter de país dependiente, basta indicar que un Ipod de Apple fabricado en China que se comercializa a 200 dóla-res, sólo deja en el país el 4% de esa cantidad (8 dólares). China ha estado aplicando desde 2008 una mezcla de políticas keynesianas con una parte de la economía pla-nificada y creación de burbujas (no inversión en producción social-mente útil), esperando una recu-peración mundial que después de 7 años, no llega. El crédito ganado por el PCCH en la población des-pués de 30 años de crecimientos por encima del 10% puede agotar-se por el estancamiento o la crisis que aumentará el desempleo, la po-breza y la explosión de las burbujas creadas. La reacción del gobierno Chino es la de trasladar el coste de la crisis a las trabajadoras, aumen-tando la crisis de sobreproducción endémica (debilidad de la deman-da interna por los bajos salarios). También puede abrir sus mercados financieros y vender el sector ban-cario y productivo estatal a los ca-pitales imperialistas. Esta medida daría una oportunidad de especulación y expolio con altas tasas de beneficio que posiblemente amortiguaría y retrasaría por unos años los cracks y volatilización de capital que la economía mundial tiene pen-dientes.

No hay una solución técnica para los problemas de las trabajadoras chinos, y una mejora de sus condi-ciones repercutirá en mejoras para las trabajadoras del resto del mundo.

Abajo la dictadura del PCCH. Respeto al derecho de huelga. Libertad para construir sindicatos obreros, campesinos y de estu-diantes. Aumento de salarios. 8 horas máximas de trabajo. No al robo de tierras por el capital. Re-torno al sector público, con con-trol de las trabajadoras de las empresas privatizadas. Retorno de los programas sociales, ga-rantizados para toda la población. Legalización de los partidos po-líticos.

NOTA: En http://is.gd/egIAFZ están los enlaces.

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