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NI VIOLENCIA PATRIARCAL, NI OPRESIÓN COLONIAL. LAS TRABAJADORAS CON LA RESISTENCIA PALESTINA.



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5 AÑOS DE REVOLUCIÓN EN SIRIA

Lucha Internacionalista, 10 de marzo de 2016




No al asedio genocida de Alepo y el resto de métociudades rebeldes!

Abajo Bashar Al-Assad y su régimen criminal.

Fuera Daesh y demás fuerzas contrarrevoluciona rias.

Fuera los bombardeos de Rusia, EEUU y el resto de intervenciones extranjeras.

Solidaridad con el pueblo rebelde Sirio. Abajo los muros de Europa.

El viernes 4 de marzo en un centenar de ciudades liberadas de Siria hubo importantes manifestaciones populares con el lema «la revolución continúa ». Una demostración de fuerza increíble del pueblo sirio, que desde hace cinco años es martirizado con barriles explosivos, bombardeos, armas químicas, detenciones y torturas masivas, asedios de hambre a manos de las fuerzas del régimen de Bashar al-Asad y sus aliados, Putin e Irán, por los ataques de Daesh y por los bombardeos de EEUU y su coalición de 18 países.

No hubo banderas negras ni lemas salafistas en estas protestas populares que reivindican los objetivos originales de la revolución: «el pueblo quiere la caída del régimen», se leía en las pancartas de las imágenes difundidas en las redes sociales. Las consignas del primer día. El pueblo resiste, tras casi medio millón de muertos y con 11 millones de desplazados por esta guerra sin tregua contra la población civil.

En Alepo, la segunda ciudad de Siria y uno de los bastiones de la revolución desde marzo de 2011, también hubo manifestaciones aprovechando el cese de hostilidades que dictó Putin. La ciudad vive hoy el momento más difícil desde que empezó el levantamiento. A principios de febrero los brutales bombardeos rusos permitieron completar el cerco del régimen sobre los barrios rebeldes del este de la ciudad, donde viven unas 300.000 personas: la carretera que unía Alepo con la frontera turca, al norte, quedaba cortada y se cerraba la única fuente de suministro. Tras ver los muertos por hambre en los asedios de Madaia, Mouadamiya y otras poblaciones rebeldes de la periferia de Damasco, unas 70.000 personas huyeron antes de quedar atrapadas en el cerco. El cerco era el resultado de la política de tierra quemada que Putin ya había ensayado en Chechenia: bombardeos sistemáticos que no esquivan ni siquiera hospitales y escuelas, con la única lógica de imponer el terror de estado. Desde que el 30 de septiembre empezaron los bombardeos rusos, estos han causado 4.408 muertos. La intervención de Putin ha cambiado el curso de la guerra: el régimen que retrocedía hace unos meses, hoy ha recuperado la iniciativa.

La falta de una dirección unificada de las distintas facciones militares rebeldes y el hecho que el PYD kurdo haya aprovechado la ofensiva rusa para recuperar ciudades antes controladas por los rebeldes debilita enormemente la capacidad de responder a la agresión en todos sus frentes. La necesidad de la unidad de los pueblos árabes y kurdo de Siria sobre la base de un programa revolucionario que dé salida a las aspiraciones democráticas y de justicia social es hoy más acuciante que nunca.

El «cese de hostilidades» negociado por Rusia y EEUU ha rebajado el nivel de violencia, cosa que los manifestantes han aprovechado para regresar a la calle. La ayuda humanitaria ha llegado en cuentagotas sólo a algunas poblaciones bajo asedio.

Pero en ningún caso se puede hablar de alto el fuego ni de tregua, porque las fuerzas del régimen y sus aliados han continuado atacando posiciones rebeldes en las que no hay presencia del frente Al-Nusra ni del Estado Islámico. Como decía una pancarta en las protestas del 4 de marzo: «el traidor (Bashar Al-Asad) sólo hace treguas en el Golán», refiriéndose al territorio sirio bajo ocupación israelí.

El problema del acuerdo es de fondo y es político: Obama y Putin quieren evitar un colapso del régimen sirio, porque desestabilizaría toda la región y volvería a dar impulso a la ola de cambio en el mundo árabe. Se guardan la carta de seguir atacando a los «terroristas», y en realidad legitiman a Al-Asad como mal menor. Con el cerco completo de Alepo, el tiempo juega a favor del régimen. Se ve tan reforzado desde el exterior que el carnicero se atreve incluso a convocar una farsa de elecciones el 13 de abril.

Mientras el drama avanza, todos los gobiernos imperialistas y de la zona se sientan en Ginebra III para santificar su frente común «contra el terrorismo», pero en el terreno ese frente común sólo actúa contra la revolución siria y el pueblo kurdo. EEUU deja a Rusia su papel de destrucción de las posiciones rebeldes. Las imágenes de drones rusos en la destrucción en la ciudad de Homs son el mismo méto do que empleó Israel en el 48 cuando propagandizaba sus masacres sobre las poblaciones palestinas para provocar el terror y la huida masiva. A la vez Turquía bombardea también a los kurdos y amenaza con una intervención terrestre, coordinada con Arabia Saudí, para liquidar la experiencia de autonomía al norte del país. EEUU y Francia, la antigua metrópolis, vierten lágrimas de cocodrilo, pero coordinan sus operaciones con Rusia y apoyan las negociaciones de la hoja de ruta de la ONU que no ponen ninguna condición para la salida del poder de un criminal de guerra, aceptan el mercadeo con la ayuda humanitaria e ignoran reivindicaciones tan básicas como la liberación de las decenas de miles de presos políticos del régimen.

Mientras esto ocurre el Daesh apenas se ve molestado por los ataques imperialistas y, al contrario, su política basada en el odio a occidente gana adeptos. La brutalidad imperialista y del régimen es el mejor aliado para estas fuerzas reaccionarias. Los únicos que se enfrentan de verdad a este proyecto nihilista son los kurdos y los re beldes, no el régimen que, como se ha demostrado estas últimas semanas, se reparte los beneficios de los pozos petroleros con los yihadistas.

El anuncio del avance del régimen empuja a cientos de miles de sirios al exilio. No hay futuro con ese régimen, como no lo había cuando Franco avanzó en la guerra civil española. Pero como ocurriera con aquellos republicanos y revolucionarios en el 39 al llegar a Francia, al otro lado de la frontera no les espera la Europa democrática, sino los campos de concentración, persecución, muerte, frío y hambre. Los gobiernos europeos se blindan con todo tipo de leyes que expulsan, roban, encarcelan, criminalizan a los refugiados/ as, mientras las bombas caen sobre el territorio sirio y en Ginebra se prepara un ceremonial para rescatar el régimen asesino. Hay que tumbar todos estos muros y reivindicar el derecho a la libre circulación de todos los que huyen de la guerra y la persecución, pero también del hambre y la falta de futuro que provoca el expolio imperialista en el sur.

Bajo condiciones extremas y bajo las ruinas, el pueblo sirio intenta construir un futuro de libertad y justicia social que solo será posible con la caída del régimen genocida. En esta lucha tiene en contra al yihadismo, a los gobiernos de la región y a las grandes potencias. Sólo les queda la solidaridad de los pueblos, que hasta ahora ha sido mermada por la parálisis de un sector de la izquierda que o bien da apoyo explícito a Putin, con la lógica estalinista de «los enemigos de mis enemigos son mis amigos» (cuando en realidad lo que hay son varios enemigos de las luchas de los pueblos) o que sigue anclada en una lógica de bloques. Pero en Siria el pueblo sigue resistiendo y dotándose de organizaciones como los comités populares y los consejos revolucionarios locales de las poblaciones liberadas que se encargan de la educación, la sanidad, la distribución de agua y alimentos, la recogida de las basuras, la acogida de los desplazados, las manifestaciones y de romper el bloque mediático. Aún en las condiciones más terribles. Y mientras el pueblo en Siria continúe resistiendo, para nosotros no hay ninguna duda de que la tarea de cualquier revolucionario es estar a su lado.

Llamamos a los pueblos del mundo a solidarizarse con el pueblo rebelde de Alepo y de toda Siria.

Abajo Al Assad!

Basta de bombardeos de Rusia y del imperialismo!

No al ISIS!

Unidad de los rebeldes sirios y kurdos!

Que los gobiernos rompan relaciones con Bashar al-Asad!

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