Decenas de miles trabajadores, jubilados, desempleados, jóvenes, clases populares han dado el 4 de febrero una primera respuesta a los planes del gobierno que intenta la disolución completa del sistema de seguridad social. La huelga general de 24 horas ha sido un éxito importante. En todas las grandes ciudades -y no solo- de Grecia se congeló la actividad económica y se han llenado las calles de una abrumadora mayoría social en oposición absoluta a la ley de seguridad social del gobierno promemorándum de Syriza-Anel.

Los trabajadores, las clases populares pobres y la juventud que son duramente atacadas por la pobreza y el desempleo, mostraron con su participación combativa que pueden encabezar una nueva ola de luchas masivas y decisivas para parar la destrucción social completa. Una destrucción social que el despreciable gobierno de Syriza-Anel aplica dócilmente, siguiendo ciegamente los órdenes de Bruselas, la Troika y los usureros internacionales, de nuevo bajo el paraguas de una «negociación». Junto a una negra propaganda que envidiarían los anteriores gobiernos pro-memorandum, el lamentable gobierno de Tsipras ha hecho reaparecer de manera dinámica el estado de emergencia contra las movilizaciones, recordándonos los días más obscuros de la junta de Samaras y Venizelos.

La huelga exitosa y las manifestaciones de 4 de febrero tienen que ser solo el comienzo. Debemos luchar por el desarrollo de nuevas huelgas y movilizaciones, bloqueos, ocupaciones, etc, que tienen que escalonarse hasta derrocar el crimen contra la seguridad social, del gobierno con la U.E y el FMI contra la sociedad griega. Hay que decidir, inmediatamente, una nueva huelga general de 48 horas, en la perspectiva de un endurecimiento y coordinación hacia una huelga general permanente. Junto con la ley-guillotina, las luchas de los trabajadores deben derrocar el gobierno del subordinado Tsipras.