En una situación social estatal insostenible, se van a producir las elecciones en el mayor sindicato del país (FUTPV) en el sector clave de la economía venezolana, el petrolero. Después de casi 7 años dirigiendo la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Futpv), su presidente, Wills Rangel con un mandato caducado desde hace dos años, se someterá a un proceso electoral para su reelección el 22 de septiembre. Lo hace con el respaldo del PSUV del gobierno, pero no ha logrado siquiera unificar a la burocracia que se presenta fragmentada en 7 listas. Frente a ellos, José Bodas, miembro de la Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria Autónoma (C-Cura), actual secretario general de la Futpv, impulsor de un sindicalismo de base y combativo, aparece como favorito ante el descrédito de Rangel.

Las condiciones laborales de los trabajadores petroleros son deplorables: un salario que no alcanza la canasta familiar, sin garantía de los materiales de seguridad elementales –en el último año murieron 4 trabajadores porque además entran personas armadas en las plantas y los roban o golpean-, ni las condiciones del convenio colectivo –vacaciones, desayuno y almuerzo, agua fría, papel higiénico… o a las clínicas que no les admiten el seguro-. Son el reflejo de la situación del sector que, por su peso estratégico, determina en gran manera la del país. C-Cura denuncia que se ha entregado la soberanía nacional a través de las empresas mixtas de la Faja Petrolífera del Orinoco y no solo a empresas chinas, bielorrusas o vietnamitas, sino también «a la Total francesa, a la Statoil de Noruega, a la ENI italiana, a la Chevron norteamericana y a la Halli Burton ». A ello se suma, la falta de inversión que desde 2005 vienen denunciando los trabajadores, profesionales y técnicos petroleros y provoca por ejemplo que Venezuela tenga que importar unos 100.000 barriles de gasolina diarios y aproximadamente 120.000 barriles de crudo liviano para diluir el petróleo de la Faja Petrolífera del Orinoco, por la falta de inversión y mantenimiento. Pero también la corrupción, como las desviaciones de producción del Zulia (que de producir 1 millón y medio de barriles, hoy a duras penas produce 700 mil), o los 800 mil del Oriente. Corrupción que la burocracia sindical silencia o encubre, sólo preocupada por sus privilegios.

Así Wills Rangel, es a la vez miembro de la junta directiva de Pdvsa (la empresa), presidente de la filial Pdvsa Agrícola (también), de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Futpv) y de la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores de la ciudad, el campo y la pesca de Venezuela. Como patronal de Pdvsa Agrícola tiene trabajadores tercerizados sin convenio colectivo, y como sindicalista de la Futpv ha firmado cuatro convenios colectivos sin homologar por el Ministerio del Trabajo, que además Pdvsa incumple en más del 95% con su anuencia.

Las elecciones debían haberse realizado en agosto, pero ante una más que posible derrota, la burocracia preparó un fraude masivo que fue denunciado en julio: desaparición del padrón de más de 20.000 tercerizados; inclusión de otros 15.000 ajenos a petroleros; cambios de sitio de votación de trabajadores, mesas en las guarniciones militares. Las irregularidades no se han solventado, y el aplazamiento fue un vano intento de la burocracia para presentar una sola candidatura. Bodas inició su campaña enfrentando el fraude, con asambleas, movilización y comités de base en todas las plantas con el objetivo democrático de que se garantizara el voto de los 120.000 petroleros: ¡por una opción de clase e independiente!