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El descaro de la banca

¿Rescatar a los bancos o a los trabajadores/as?

Carlos López, 22 de febrero de 2009




La banca española recibió en el 2008
la cantidad de 196.846 millones de
euros de dinero público, y con lo que
se le promete para estos meses
iniciales del 2009 alcanza los 250.000
millones, esto es entre el 20 y el 25%
del PIB. Hay que tener en cuenta que
se pide que el gasto en educación
llegue al 6% del PIB y estamos en
poco más del 4%. Para dar otra cifra
de referencia, este dinero, repartido
entre todos los habitantes del estado
español (algo más de 46 millones),
supone que el Gobierno ha entregado
a la banca entre 4000 y 5000 euros por
persona. Esto es, para una familia
media con dos hijos/as, ¡entre 16.000
y 20.000 euros!

Pero eso no es todo, la banca ha exigido
además que la compra de activos «de dudoso
cobro» no se haga pública para no
deteriorar la imagen del banco o caja. Es
más, la banca ha seguido especulando. El
mayor de entre los bancos, el Santander,
no ha perdido la ocasión de hacer buenos
negocios, comprando bancos arruinados:
los bancos británicos Bradford&Bingley (773
millones euros) y Alliance&Leicester (1574
millones euros) y el norteamericano
Sovereign (1400 millones de euros). Y agarrando
dinero público no han tenido pudor
en jactarse de haber cerrado el ejercicio con
casi 9000 millones de euros de beneficio.
Hasta tal punto llega el descaro, que el
Santander va a compensar a los clientes
ricos que fueron estafados por Madoff. ¡qué
detalle para sus amistades de la jet!
Ante tanta demostración de ostentación,
Zapatero se vio obligado a decirles que guardaran
las formas, que no es hora de alardear
de beneficios y que facilitaran los recursos
que les había entregado el Estado a
familias y empresas. Pero la patronal está
lanzada y no se muerde la lengua, antes
incluso de la reunión con el presidente del
Gobierno: su presidente, Miguel Martín,
asegura que la culpa de la crisis la tienen
las familias y las empresas, ¡que suerte tenemos
de tenerlos a ellos! y que es normal
que sigan haciendo beneficios. También
asegura que hay un exceso de endeudamiento
y que ampliar el crédito sin garantías
es una irresponsabilidad.

¿Y cual es la respuesta a tanta provocación?
Zapatero no responde a la arrogancia
de la banca, y sale de la reunión asegurándoles
más dinero, mientras la banca
asegura que no tiene porqué modificar
su política de «prudencia», y prudencia,
según ellos, es dejar los créditos de vivienda
por ejemplo a euríbor + 3, cuando
antes de la crisis se pagaba al euríbor más
0’25 o 0’50, es decir ampliar su margen
de beneficio aprovechándose de la crisis.
El PSOE en el gobierno está entregado
en cuerpo y alma a la gran patronal, aunque
necesite a cada elección del voto
obrero y popular para llegar a la Moncloa.

Pero en una cosa tiene razón el presidente
de la Asociación Española de la
Banca cuando afirma que hay un exceso
de endeudamiento de las familias. Realmente
el problema para la gran mayoría
no está en abrirles nuevas líneas de crédito,
sino en ayudar a mejorar su poder
adquisitivo para mantener el consumo y
pagar los créditos anteriores. Esto es defender
el poder adquisitivo de los que hoy
tienen trabajo, y generar puestos de trabajo
para los que están en paro. Pero a
esa situación real no responden esos
250.000 millones que el Gobierno ha entregado
a la banca, en contraste con, por
ejemplo, los «miserables» 8.000 millones
entregados a los ayuntamientos para generar
empleo mediante obra pública
subcontratada.

Es preciso defender el poder adquisitivo
de los y las trabajadoras, impedir el cierre
de empresas y el aumento del paro y crear
empleo público y digno.
Basta ya de entregar el dinero de todos/
as a la banca y a las grandes empresas,
esto es un atraco. Basta ya de
permitir que la banca haga negocio con
la crisis. No es posible dejar la banca –de
la que dependen tantas viviendas y empresas-
en manos de estos
especuladores. Es imprescindible nacionalizar
la banca sin indemnizar a los titulares
de acciones de la misma, garantizando
los depósitos de los trabajadores
y las clases populares, para poner
los enormes recursos que poseen
al servicio de la población y la economía
productiva.

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