El pasado 22 de diciembre se aprobó en el Congreso el Proyecto de Ley para la Igualdad Real y Efectiva de las Personas Trans y para la Garantía de los Derechos de las Personas LGTBI. La llamada Ley Trans se aprueba tras más de un año de haber sido presentada por el Consejo de Ministros, a pesar de la oposición de los partidos de derecha y ultraderecha y a pesar de las vacilaciones y las batallas internas del PSOE, que llegó a alinearse con PP y VOX para postergar una ley más que necesaria. Finalmente la ley avanza con 188 votos a favor, con abstenciones como la de Carmen Calvo (vicepresidenta del Gobierno por el PSOE y presidenta de la Comisión de Igualdad) o del PdCat, y con el voto en contra de la mayoría del grupo parlamentario de Ciudadanos.

El Proyecto de Ley que se ha aprobado ha sufrido modificaciones desde el primer borrador que se presentó y deja fuera cuestiones importantes que las organizaciones LGBTI llevamos tiempo reivindicando. Como venimos denunciando, el PSOE ha cedido a presiones de sectores feministas transexcluyentes, presentes también en su propio partido, y ha rebajado las demandas del colectivo. Así vemos como una ley integral trans, que incorporaba cuestiones no solo contra la discriminación, sino que abrían el camino para la erradicación de la desigualdad material de las personas trans en ámbitos como el laboral (como el cupo laboral trans), queda diluida en una ley LGBTI insuficiente que olvida a las personas no binarias, a personas migradas en situación administrativa irregular, y a menores de 12 años. A pesar de ello, a pesar de que todavía queda mucho por hacer, no se puede negar que esta ley es un gran avance para todo el colectivo y en especial para las personas trans, que al fin podrán acceder al cambio registral de sexo sin el tutelaje de jueces o médicos, llegando así a la despatologización efectiva de las personas trans en el estado español.

Desde el momento que se planteó la Ley Trans hemos visto como se le daba voz y cogían fuerza discursos reaccionarios en contra del colectivo. Así, hace años que vemos como sectores del movimiento feminista reproducen argumentos profundamente transfóbicos en contra de los derechos y la inclusión de las mujeres trans en la lucha feminista, negando su identidad y acusando a las mujeres trans de querer realizar un “borrado de mujeres”. También vemos la reacción de partidos supuestamente comunistas, como Frente Obrero, Izquierda Castellana o el PCTE: algunas de estas organizaciones han basado su acción política en campañas centrales contra esta ley y contra los derechos del colectivo, desinformando con falacias sobre supuestas implicaciones que tendría la ley o afirmando que la autodeterminación de género niega la base material de la opresión que sufrimos las mujeres trabajadoras, reduciendo nuestra opresión a una cuestión meramente biológica ajena a la evolución de la división sexual del trabajo.

Denunciamos estos discursos de odio y celebramos el avance de la Ley Trans como una victoria del movimiento LGBTI organizado, de miles de luchadoras que estuvimos, estamos y estaremos en las calles hasta que se apruebe en el senado, hasta que se reglamente y hasta que realmente sea ley. Pero sabemos que el camino no acaba aquí. Debemos seguir organizadas porque todavía quedan muchos derechos que conquistar, porque en este sistema capitalista y cisheteropatriarcal todos los derechos que consigamos serán continuamente cuestionados, y porque la violencia LGBTIfóbica es intrínseca a este sistema. Por esto compañeras, ¡seguimos en la lucha!

Cris Darriba