Desde el triunfo histórico de las compañeras de Argentina que consiguieron la legalización del aborto en 2020, la marea verde sigue recorriendo el mundo y en particular América Latina. Recientemente en México se ha logrado la despenalización del aborto en todo el país, propiciando que en las dependencias públicas se brinde este servicio. Sin embargo, aún falta mucho para lograr que el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos se respete de manera plena para todas. Según la Organización Mundial de la Salud al año se realizan 25 millones de abortos inseguros, en los cuales 39 mil mujeres mueren y millones son hospitalizadas por complicaciones. La mayor parte de estas muertes se concentran en países pobres. El aborto sigue siendo un problema de salud pública que refleja la desigualdad social en la mayoría de los países, en donde las mujeres más pobres son las más vulnerables a morir por abortos inseguros o a ser criminalizadas.

Si bien hay logros por parte del movimiento, también es constante la amenaza de que estos sean arrebatados: hay una reacción de las Iglesias, las instituciones religiosas y sectores antiderechos. Gobiernos y candidatos de derecha constantemente señalan su oposición a los derechos de las mujeres y disidencias. Tal es el caso de Estados Unidos o de la Argentina en donde el candidato ultraderechista Milei amenaza este derecho.

En el Estado Español hace 13 años que el aborto es legal. Pero esto no quiere decir que se garantice de forma efectiva. De hecho, durante todo este tiempo de legalidad, 12 provincias no reportaron ningun caso de aborto por las consecuencias nefastas de la objeción de conciencia y las políticas de privatización y vaciamiento de la sanidad pública. Además, a las mujeres y personas gestantes en situación administrativa irregular se les niega este derecho, salvo cuando con la intervención y el acompañamiento del movimiento consigue garantizarlo. El año pasado hemos conquistado una reforma de la ley del aborto, que recupera derechos arrebatados por la reaccionaria reforma del PP del año 2013. Tal es el caso del aborto sin autoritzación de padre, madre o tutor para las menores de 16 y 17 años o la eliminación de los dias de reflexión. Además, se reconoce el problema de que la mayoría de los abortos se realizan en clínicas privadas o centros de salud concertados.

Es fundamental seguir en las calles y organizadas para blindar y avanzar en nuestros derechos. Porque la amenaza no es un fantasma, es una realidad que aqui tambien la vemos en los discursos y políticas de VOX i del PP -estos dias de hecho se hacia pública una causa contra feministas anticapitalistas de Lleida por la huelga feminista del 8M debido a una denuncia presentada por VOX y los Mossos. Y la amenaza también se expresa en la terrible tasa de feminicidios. Porque la vulneracion del derecho al aborto es tambien una forma de violencia patriarcal.

No podemos conformarnos con lo que tenemos, ni tampoco con los avances que podamos ir consiguiendo. No hay que caer en el “mal menor” o en que “peores son los otros”. Porque la reacción conservadora también se alimenta de la falta de contundencia política o, peor todavía, de cuando en nombre del progresismo y de la izquierda las políticas feministas son las que menos presupuesto tienen, cuando las trabajadoras de la salud son precarizadas, cuando se fomentan discursos transfòbicos o cuando se le da la espalda a las personas migrantes sosteniendo la Ley de Extranjeria.

Por eso este 28S, salimos a las calles para gritar NI UN PASO ATRÁS dejando claro que este grito no es un grito conformista, al contrario, es un llamamiento a AVANZAR en nuestros derechos. Que la marea verde recorra el mundo por el ABORTO LEGAL, SEGURO, GRATUITO Y UNIVERSAL.

Mujeres de Lucha Internacionalista