Desde hace años se habla mucho del tijeretazo de empleo que supondrá para la industria valenciana del automóvil la reconversión al coche eléctrico. La propia cúpula de Ford llegó a hablar de que la electrificación supondría alrededor de un 40% menos de mano de obra, ya que estos vehículos tienen menos componentes y piezas frente a los de motor de combustión. También tenemos que tener en cuenta que la demanda del coche eléctrico ha disminuido lo que augura más perdidas de puestos de trabajo.

El cierre de la planta de Thyssenkrupp en Sagunto, cuya reapertura en 2016 se consideró como todo un símbolo de la reindustrialización en la región, es todo un aviso.

Como la de los fabricantes de componentes SAS y Lear, además del grupo logístico y de montaje final Rhenus, que suman más de 400 empleos. Otra multinacional casi vecina a Sagunto, el fabricante de vidrio para coche Pilkington, que el año pasado redujo plantilla en 50 trabajadores después de amenazar con cerrar su principal línea de actividad, son otros.

Ni siquiera la llegada de una supuesta inversión de más de 3.000 millones de euros con la giga factoría de Volkswagen a Sagunto asegura la estabilidad de la industria del metal y de la automoción valenciana, a pesar de las millonarias aportaciones del gobierno y de la Generalitat Valencina. Ya hemos escrito sobre las falsedades en el posible empleo que se anunciaron en su día, nada se habla de qué tipo de empleo, (se mencionan cantidad de supuestos empleos) hay que recordar que muchas de las empresas automovilísticas están fuertemente robotizadas, no se habla si será de la propia plantilla de Volkswagen o, como otras fábricas de automóviles, utilizando la subcontrata para precarizar el empleo o Centros Especiales de Ocupación.

Algunos registros mencionan una pérdida de 20.000 empleos en el sector del metal en un periodo de cinco años, perdidas que afectan no solo a la fabricación del automóvil sino también a las empresas auxiliares del sector.

Todas las promesas de reindustrialización son mensajes vacíos que los sindicatos de CCOO, UGT y los gobiernos centrales y autonómicos usan para paralizar las justas movilizaciones de los trabajadores y las trabajadoras en defensa de sus puestos de trabajo, tenemos ejemplos recientes de estas políticas.

Es necesario organizar la respuesta ante la constante pérdida de puestos de trabajo.

Carlos Rodriguez (País Valencia)