Hace pocos días, la actriz y cantante Ana Belén recordaba en unas declaraciones que «en la Transición murió mucha gente, se asesinó mucha gente por salir a manifestarse» y que «la extrema derecha funcionaba como un reloj».

Una de estas víctimas de la Transición fue Yolanda González, de 18 años de edad, militante del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), trotskista. Fue secuestrada en su casa el día 1 de febrero de 1980 por un comando del Batallón Vasco-Español, formado por militantes de Fuerza Nueva encabezados por Emilio Hellín Moro.

Su «delito» no era manifestarse, sino ser mujer, vasca y revolucionaria…y destacada dirigente de la Coordinadora de Estudiantes de Enseñanzas Medias de Madrid que, en aquellos momentos, estaba en lucha.

Sus asesinos fueron detenidos y juzgados gracias a la intensa campaña de la familia y del PST, pero el cumplimiento de sus condenas se vieron alteradas por las complicidades del aparato judicial.

En 1987, durante un permiso penitenciario, Hellín huyó al Paraguay donde vivió hasta que un periodista español lo reconoció y después de una nueva campaña, fue extraditado a España en 1990. Actualmente, trabaja como experto informático dando cursos a las fuerzas de seguridad y como perito forense en juicios, como por ejemplo el de Laura Borràs. La familia y amigos de Yolanda han reclamado que no pueda trabajar para las policías, ni para la justicia.

44 años después, la memoria de Yolanda sigue viva gracias a sus hermanos y compañeros.

Lucha Internacionalista se suma a este recuerdo reivindicando su lucha revolucionaria:

¡Yolanda, hasta el socialismo, siempre!

Andreu Pagès