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Lenin y la degeneración estalinista del estado obrero. El testamento 2/2

Lucha Internacionalista, 31 de marzo de 2024




Stalin” tergiversó la historia presentándose como el continuador de la obra de Lenin, por lo que escondió su última batalla política, contra la burocratización de la URSS. A 100 años de la muerte de Lenin, recordemos ese pulso con este texto, que completa elartículo publicado el mes pasado

Existe una evolución categórica entre las dudas que Lenin expresa en 1921-22, el enfrentamiento político en las áreas que dominaba Stalin (Inspección Obrera y Campesina, Comisariado de las Nacionalidades y la propia secretaría general) y la conclusión a la que llega en enero de 1923: hay que desplazar a Stalin del poder. Tres meses después rompe toda relación personal.

Como testamento se conoce el escrito de un par de páginas dictadas entre el 25 de diciembre de 1922 y el 4 de enero de 1923, preparado inicialmente para ser leído en el XII Congreso del PCUS previsto para abril de 1923. La enfermedad de Lenin no le permitió intervenir en el congreso y el escrito no fue leído. Nadia Krupskaia, la compañera de Lenin, lo guardó y lo entregó después de su muerte al Secretariado del Comité Central para que lo leyera -como había insistido Lenin- ante el XIII Congreso del Partido. Pero el triunvirato Zinoviev, Kamenev y Stalin decidió hacerlo sólo ante un grupo escogido de delegados el 22 de mayo de 1924. Este grupo escogido de delegados decidió que no se leyera en sesión plenaria, a pesar de las quejas de Krupskaya.

El documento sería cerrado bajo siete llaves por Stalin. La oposición trotskista lo reivindicó y distribuyó clandestinamente. No fue hasta febrero de 1956 que Nikita Kruschev, en el informe “secreto” al XX Congreso del PCUS, leyó partes para criticar a Stalin, de quien sólo justificaba la lucha por destruir a Trostky y el trotskismo. Entonces el escrito se incorporó a las obras completas de Lenin.

En el testamento {{}} Lenin se preocupa por evitar la escisión a la que puede llevar el enfrentamiento entre Stalin y Trostky, “los dos más destacados dirigentes del CC”. Propone la ampliación a 50 o a 100 los miembros del Comité Central, con obreros y campesinos que no hubieran estado más de cinco años dirigiendo instituciones soviéticas. De Stalin afirma que "había concentrado un poder inmenso y no estoy seguro de que lo sepa emplear con la suficiente prudencia". De Trostky dice que "es el hombre más capacitado del actual CC" y tiene unas "excepcionales dotes personales" aunque le cuestiona un "exceso de confianza en sí mismo y una propensión a dejarse llevar demasiado por el aspecto puramente administrativo de las cuestiones”. Advierte que el pasado no bolchevique de Trostky no debe ser utilizado contra él.

Pero con una posdata del 4 de enero, Lenin asegura que Stalin es demasiado descortés y grosero, y este defecto resulta intolerable para un secretario general, y “propongo a los camaradas que vean la manera de retirar a Stalin de este cargo” y que llamen a algún otro “más tolerante, más leal, más correcto y más atento con los camaradas, menos caprichoso, etc.”

Los últimos artículos y cartas de Lenin tenían un elemento común: la lucha abierta contra Stalin. El triunvirato intentará impedir su publicación. Busca el acuerdo con Trostky. En marzo la ruptura con Stalin es total, le acusa de intimidar a Krupskaya, le pide que "se retracte de sus palabras y pida disculpas o si prefiere la ruptura de nuestras relaciones".

En el Congreso del PCUS de abril de 1922, el último en el que participó, se mostraba muy crítico: “Poderosas fuerzas han alejado al Estado soviético de su “camino propio” ... “No, todavía no hemos puesto los fundamentos socialistas... La esencia del problema consiste en saber separar de forma firme, clara y serena lo que constituye el mérito histórico de la revolución rusa, de lo que hacemos muy mal, de lo que todavía no está creado y de lo que tendrá que rehacerse muchas veces aún.”

La burocratización era incompatible con la construcción del estado transitorio hacia el socialismo. En el II Congreso de los Soviets Lenin decía: “La burguesía considera fuerte un estado sólo cuando éste puede, utilizando todo el poder del aparato de gobierno, obligar a las masas a ir a donde quiere... Nuestro concepto de fuerza es diferente. La conciencia de las masas es la que, a nuestro juicio, hace fuerte a un estado. El estado es fuerte cuando las masas saben todo, pueden juzgarlo todo y lo hacen todo conscientemente”. El estado soviético se hacía burocrático y fuerte en el sentido burgués del término, no en el revolucionario.

Lenin reivindicaba para la construcción del socialismo la prudencia, la paciencia, la medida, la moderación, el nuevo régimen se construye progresivamente, debiendo volver pasos atrás cuántas veces sea necesario. La evolución de la conciencia del proletariado y sus aliados juega un papel determinante. Reserva el arma de la coacción sólo para la defensa del régimen. Escribe en “Más vale menos pero mejor” “Es preciso impregnarse de una desconfianza saludable, ante todo movimiento brusco y desconsiderado, ante toda presunción. Es mejor no precipitar las cosas si no hay esperanza de formar un buen material humano".

La muerte de Lenin deja al ala izquierda del Partido Comunista de la Unión Soviética sin su principal dirigente. Sin Lenin, Stalin, inicialmente con Zinoviev y Kamenev, tiene más opciones de aislar a Trostky y se acelera el proceso de burocratización.

Pero el proceso de degeneración y construcción del aparato burocrático no es sólo cuestión de dirigentes: respondía a un cambio de la correlación de fuerzas interna e internacional. La guerra civil había desgastado el impulso revolucionario. Muchos revolucionarios y revolucionarias habían muerto o se habían dedicado a las tareas de defensa o administrativas, apartados de la acción política en las fábricas y entre el campesinado pobre. La enfermedad de Lenin coincide en un cambio de etapa: la derrota de la revolución alemana de octubre de 1923 cierra una situación revolucionaria mundial abierta con la revolución rusa y abre una etapa de ofensiva de la contrarrevolución imperialista.

Lenin había declarado en junio de 1921: “La República Socialista puede subsistir bajo un cerco capitalista, pero, con seguridad, no por largo tiempo” Y en febrero del 22: “siempre hemos proclamado y repetido esta verdad elemental del marxismo, que la victoria del socialismo exige el conjunto de esfuerzos de algunos países avanzados”. Todas las miradas estaban puestas en Alemania. Necesitaban nutrir a la revolución con las fuerzas productivas más desarrolladas. En noviembre de 1922 Lenin afirmaba amargamente: “Estamos solos, esto es lo que nos hemos dicho a nosotros mismos. Estáis solos: casi todos los estados capitalistas nos lo han repetido (...) Aquí reside la dificultad esencial, es necesario que lo sepamos”.
El fracaso de la revolución alemana era un golpe terrible para el avance del estado obrero de la URSS y facilita la contrarrevolución también en la Rusia revolucionaria, con la aparición en el PCUS de tendencias burocráticas y restauradoras del capitalismo. Stalin con Bujarin le ponen nombre: la teoría del socialismo en un solo país, una completa revisión del marxismo.

La reacción contrarrevolucionaria no pudo destruir por completo el estado que se había construido con la revolución de 1917, pero impulsó un proceso de grave degeneración. De la deslealtad de Stalin que escandaliza a Lenin se pasa la destrucción sistemática de toda oposición, incluido el exterminio de toda la vieja dirección bolchevique en los Procesos de Moscú (1936-1938).

Con Stalin se pasa de la paciencia en sentar las bases para la construcción del socialismo, a los giros bruscos y la violencia permanente para imponer los planes económicos de la burocracia, sea cual sea el precio humano a pagar. La clase obrera oprimida y silenciada se va alejando de un estado que reconoce cada vez menos como suyo. De la defensa de los derechos de las minorías y nacionales a la opresión centralista y uniformizada gran rusa. No será casual que en cuanto pudieron romper con el estado centralizado, en los referendos de 1990-1991, las 15 repúblicas voten por una mayoría abrumadora la ruptura.

Stalin, al frente de la burocracia, no podía renunciar a la figura de Lenin. Mientras escondía sus últimos escritos y, contrariamente a lo que él había pedido y repetía su compañera Krupskaia, lo deificó embalsamándolo, lo hizo omnipresente con miles de monumentos... Mientras se construía el estado fuerte en el sentido burgués del término, necesitaba anularlo como referente revolucionario y crítico con la burocratización.

Josep Lluís del Alcázar

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