El gobierno del PS de Costa y la absorción de la ‘geringonça’ provocan un giro a la derecha y un crecimiento exponencial de la extrema derecha

1. Los de arriba no consiguen gobernar como antes.
Las elecciones legislativas del 10 de marzo pasaron pero la inestabilidad política permanece, con los dos grandes pilares del régimen –Partido Socialista y Partido Social Demócrata- próximos a un empate. Hace casi 40 años que el bloque central no alcanzaba un porcentaje tan bajo de votos en conjunto (cerca del 60%), resultado que expresa el desgaste de los partidos tradicionales, síntoma de la crisis del régimen que afecta a países en todo el mundo como el estado español, Francia o Italia. Portugal fue una excepción a esta regla cuando el PS consiguió una mayoría absoluta en 2022 y, a pesar de ello, no fue capaz de llevar al gobierno a cumplir los cuatro años de legislatura.

En esta ocasión, el descrédito en los dos partidos que se fueron alternando en el poder acabó en una mayor dispersión de los votos y, como consecuencia, en una Asamblea de la República fragmentada, que llevará a un gobierno frágil, ya sea por la inestabilidad causada por las alianzas que necesitará o por la continua pérdida de prestigio de las instituciones del régimen. El PS, con menos de medio millón de votos y 40 diputados menos que en 2022, tuvo un resultado similar a las elecciones de 2011, pagando así la factura de los últimos 8 años de gobierno. El PSD, en coalición con el Centro Democrático Social y el Partido Popular Monárquico, consiguió prácticamente los mismos votos que PSD y CDS habían conseguido por separado en las últimas elecciones, lo que supone un descenso de un 1.4% teniendo en cuenta el aumento de la participación.

Esta victoria marginal del PSD/CDS con el 29.49% de los votos, no enmascara el giro del parlamento a la derecha, con Chega disparando sus resultados hasta el 18.06% e Iniciativa Liberal manteniéndose con un número de votos similar al 2022, consolidándose ambos como los dos mayores partidos fuera del centro.
Aun así Montenegro tendrá dificultades para conseguir un gobierno estable (…). Con tanta fragmentación e incerteza en el parlamento y en el gobierno, dos instituciones centrales para el régimen, la clase dominante tendrá que buscar nuevas formas de crear un ambiente estable para sus negocios. Sin embargo, ante una economía europea en recesión y una crisis económica sin un final a la vista, el gobierno de las élites que asuma no será capaz de frenar el descontento creciente que lleva al régimen y a las instituciones a su propia crisis de legitimación y representatividad. Ni siquiera el excedente presupuestario previsto, conseguido a costa de la desinversión en los servicios públicos, conseguirá maquillar las áreas que están en crisis ya desde hace años.

2. Chega canaliza el descontento popular

A pesar de haber quedado en tercer lugar, Chega apareció como el gran vencedor de la noche electoral, al alcanzar por primera vez 1 millón de votos, pasando de 12 a 48 diputados. Este crecimiento de la extrema-derecha reaccionaria y chovinista es preocupante pero no inesperado, y es importante que la izquierda sea capaz de sacar las lecciones correspondientes, ya que fue esa misma izquierda parlamentaria que abandonó su papel de oposición al gobierno y se encargó de salvar la “credibilidad” y “estabilidad” de las instituciones del régimen en crisis, haciendo que Chega pase a ser visto –erradamente- como única oposición y como partido “antisistema”.

Así, siendo cierto que el racismo es un problema estructural de nuestra sociedad, esto no significa que todo el electorado de Chega sea racista o fascista. (…) Fue su penetración en la clase trabajadora y sectores populares intermedios que le permitió dar este salto cualitativo, como indica el relativo paralelismo entre el aumento de votos de Chega y el descenso de la abstención. Lo más probable es que, en la ilusión de muchos, Ventura represente aquello que la izquierda decidió dejar de representar: la respuesta a una crisis que hace a los ricos más ricos y a los pobres más pobres.

3. El abandono de la oposición se vuelve catastrófico para la izquierda.

Es innegable que los grandes derrotados de la noche electoral fueron Bloco de Esquerdas y Partido Comunista de Portugal que, si en 2015, canalizando el descontento popular que venía de las grandes movilizaciones contra la troika, la austeridad y el gobierno PSD/CDS, se presentaron separados y tuvieron en total cerca de 1 millón de votos, con 19 y 17 diputados respectivamente, en esta ocasión suman 476 mil votos entre las dos candidaturas, sacando 5 y 4 diputados respectivamente (…)

Estos resultados tampoco son inesperados, ya que hace mucho que trabajadores y jóvenes ven que la izquierda parlamentaria abandonó el papel de oposición y desistió por completo de representar una verdadera alternativa, pegándose al PS para desempeñar el papel de consejera de gobierno. (…)

Así, la izquierda vuelve a confundir a los trabajadores y hace de sus partidos y militantes un pilar fundamental para la clase dominante del país, sin nunca resolver los problemas estructurales ni hacer frente al crecimiento de la extrema derecha. (…) Nunca fueron capaces de llegar a un entendimiento para un programa y un gobierno que representase de facto las necesidades de los trabajadores, vuelven a alimentar las ilusiones de que es posible un gobierno de izquierda ¡progresista “ capitaneado por el PS.

4. Livre se fortalece como tapón a la izquierda del PS.

Livre fue el único partido a la izquierda que creció, pasando de 68mil en 2022 a casi 200 mil votos, y de un diputado a cuatro, igual que el PCP. (…) No podemos dejar de señalar las enormes divergencias que tenemos con la dirección de Livre y con el proyecto político que este partido representa. Rui Tavares (…) es orgullosamente un defensor acérrimo de la UE, que determina la política de austeridad de los gobiernos nacionales, condenando cada vez a más sectores de la población a la pobreza para seguir enriqueciendo a una elite minoritaria de grandes empresarios y banqueros. La misma UE que se esconde en un discurso de paz y estabilidad mientras adopta leyes antimigración y deja morir en el Mediterráneo a migrantes que huyen de la miseria y el hambre. El compromiso de Livre es con este proyecto liberal y autoritario, al servicio de las clases dominantes más fuertes de Europa. Con el discurso de quien quiere dialogar con todos los partidos “del campo democrático” esconde que la mayor parte de esos sectores de dialogo son parte del problema, haciendo de la moderación que promete conciliar lo irreconciliable su forma de populismo. (…)

5. Las conquistas se logran en las calles.

A pesar de compartir las preocupaciones de muchos activistas y militantes de izquierdas, estamos lejos de considerar que este resultado electoral demuestre un giro irreversible a la derecha. Al contrario, consideramos que la capacidad de la izquierda a la hora de movilizar a la clase trabajadora a y los sectores más oprimidos y explotados de la sociedad continúa siendo la única posibilidad para salir de la crisis en la que el capitalismo imperialista nos ahoga.

Ante la negativa de BE y PCP de luchar por un gobierno de los trabajadores, independiente de los intereses de las clases dominantes –o sea, sin el PS-, es necesario construir una verdadera alternativa de izquierdas, en torno a un programa que defienda y luche verdaderamente por los intereses de los trabajadores y la juventud. Es necesario también retomar las luchas en defensa de la educación y la salud públicas, contra la especulación inmobiliaria y por el derecho a vivienda, y organizar la lucha por el aumento de los salarios y de las pensiones, por mejores condiciones laborales y contra el aumento del coste de vida. Para estas tareas, podemos contar con el MAS.