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Declaración del CEI

¡Viva la Revolución árabe! ¡Abajo el régimen de Gadafi! ¡Viva la Revolución libia! ¡No a la intervención imperialista!

CEI, 6 de marzo de 2011




El 14 de enero Ben Ali el dictador tunecino caía por el impulso de la revolución, un mes después caía Mubárak, y todo parecía indicar que ahora le tocaba el turno a Gadafi y que la revolución seguiría sus pasos en el Magreb, en Oriente Medio y más allá. Pero Gadafi ha puesto una barricada de sangre y fuego a la revolución árabe y hoy Libia está inmersa en una guerra civil. En el momento que la revolución se abre paso en Bahrein, Yemen, Omán, y las movilizaciones se extienden por Mauritania, Marruecos, Argelia, Jordania, Arabia Saudita Irak e Irán. El centro de la situación política está en Libia, donde se juega el futuro de la revolución árabe, y donde el régimen -al igual que quiso salvar a Ben Ali- combate para salvar sus intereses capitalistas.

Gadafi es el socio burgués libio de las multinacionales petroleras ya sean americanas, italianas, españolas… es por esto que la revolución libia dejó mudo a Obama y a sus amigos europeos durante los primeros días, como antes ocurriera en Túnez y Egipto. Cuando vieron que Gadafi se vio acorralado por la revolución y que no garantizaba sus intereses, declararon que “la matanza en Libia es inaceptable” y que es hora de que Gadafi se vaya. Los imperialistas están barajando la opción de una intervención militar para proteger sus inversiones y beneficios en Libia, y para poder parar el proceso revolucionario libio y árabe. Las naves militares estadounidenses están navegando en las aguas libias, patrullando en el mar mediterráneo. Tal como hicieron en Irak, Somalia, en Haití, en los Balcanes, los imperialistas preparan el terreno para una eventual intervención militar con excusas como “parar las muertes” o “ayuda humanitaria”. Cualquier llamamiento a la intervención imperialista venga del lado occidental o del lado de un sector de la resistencia árabe sólo sirve para aposentar el dominio que ya tiene el capitalismo en Libia.

Gadafi denuncia que está frente a un complot militar de Al-Qaeda y que el imperialismo le ha abandonado y traicionado en esa lucha. En el proceso de la revolución árabe es precisamente la irrupción del movimiento de masas la que ha dejado a Al-Qaeda fuera de juego. Las fuerzas de la oposición se reorganizan en el Consejo Nacional de Transición, un frente encabezado por el ex ministro de Justicia de Gadafi, Mustafá Abdel Yalil, que dimitió del Gobierno y se pasó a la oposición cuando la revolución hay había controlado Bengasi. Ante la contraofensiva de Gadafi, el consejo pidió que las fuerzas imperialistas ataquen a los mercenarios de Gadafi sin que ello signifique una ocupación terrestre. Desde el CEI apoyamos la revolución con todas las consecuencias, manifestamos nuestras objeciones al Consejo Nacional de Transición y estamos totalmente contra cualquier intervención militar imperialista, esté o no avalada por la ONU.

Hay que destacar el papel de cómplice con el régimen de Gadafi de los gobiernos que hoy están hablando de democracia en la matanza de los civiles en Libia. Denunciamos como cómplice de Gadafi a la UE y los EE.UU., que han mantenido a través de sus multinacionales extracciones multimillonarias. El gobierno Berlusconi firmó el tratado de Amistad, Asociación y Cooperación y los negocios bilaterales superan los 40 mil millones de euros anuales y alcanzan los sectores cruciales desde la construcción hasta la energía sin faltar los acuerdos militares y de inteligencia. Las multinacionales españolas también participan de parte del pastel, con Repsol, Sacir y ACS a la cabeza.

La gira de Zapatero por Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y Túnez es la otra cara de la intervención imperialista en los procesos revolucionarios árabes, pues el objetivo del presidente español no es otro que garantizar la transición controlada por el régimen –como en el Estado español tras la muerte de Franco- que permita asegurar los intereses que tienen en juego las multinacionales en Túnez, como ejemplo para el resto de procesos árabes e intentar detener el movimiento revolucionario.

El “ganador” turco del “premio de derechos humanos de Gadafi”, el primer ministro Tayyip Erdogan y su gobierno también han sido un buen aliado de Gadafi. Durante los gobiernos del Partido de Justicia y Desarrollo (AKP), Turquía hizo inversiones multimillonarias en Libia a través de los capitalistas cercanos a Erdogan y su partido. Erdogan justifica su silencio ante el proceso en Libia y las matanzas del régimen de Gadafi con la “seguridad” de decenas de miles de trabajadores turcos en ese país, intentando engañarnos con mentiras. Y ahora declara Erdogan “sin sentido” una posible intervención de OTAN en Libia, sin explicar por qué el gobierno turco apoya y participa en la presencia de esa alianza imperialista en Irak, en Afganistán, o en Bosnia.

Hugo Chávez, Castro, Daniel Ortega, Evo Morales y los firmantes del ALBA plantean que lo que ocurre en Libia es una guerra de liberación nacional contra el imperialismo, y que quieren echar a Gadafi por antiimperialista, que la guerra es por el control del petróleo, como si este estuviera en poder del pueblo libio y no del clan Gadafi y las multinacionales, Chávez dice: “no voy a condenar a Gadafi, no me consta que sea un asesino” y manifiesta su apoyo al coronel libio, con el que acaba de firmar numerosos acuerdos hace pocos meses. Pero ante el avance de la revolución, Chávez ahora plantea una comisión internacional de paz para negociar con los rebeldes, para eso confía en la burguesía árabe de la Liga Árabe y en Jimmy Carter, el que fuera presidente de los Estados Unidos y que impulsó los acuerdos de Camp David por los que Egipto reconocía el estado de Israel. El presidente venezolano afirma que “Carter es un hombre de buena voluntad y a mi me consta su buena voluntad aquí en Venezuela (...) le enviamos un saludo a ese buen amigo”. A nosotros nos consta lo contrario: que Jimmy Carter es un imperialista de mala voluntad así como que Gadafi es un asesino. ¿Qué tiene que negociar Chávez, la Liga Árabe y Carter con Gadafi y con los rebeldes libios? ¿No era que estaban drogados –como decía Gadafi- y los iba a exterminar como ratas? La propuesta de Chávez es el “plan B” a la intervención imperialista, para sostener el régimen y frenar la revolución árabe.

Quien está ocupando Libia es un régimen dictatorial, con el apoyo de la burguesía mundial y de la burocracia venezolana y castrista. Los gobernantes europeos temen a la revolución Libia, porque si esta vence a Gadafi se profundiza el proceso en Barhein, Yemen, Jordania, Omán, Argelia, Marruecos…La única paz posible en Libia es el derrocamiento de Gadafi y de los saqueadores imperialistas. Todas las organizaciones revolucionarias tienen que movilizarse para que se vaya Gadafi y para que no entren las tropas imperialistas. Basta ya de muerte y represión al pueblo libio, basta de saqueo: fuera Gadafi y que los recursos energéticos de las compañías extranjeras en Libia sean nacionalizados y pasen a manos del pueblo libio. El pueblo de Egipto y Túnez en primera instancia deben exigir de los gobiernos provisionales la solidaridad y armas para la revolución líbia.

¡Viva la revolución árabe!

¡No a la intervención imperialista en Libia!

¡Armas para los revolucionarios libios!

Comité Enlace Internacional

6 de marzo de 2011

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