Desde el 20 de mayo en Aragón se da una fuerte lucha; la de las
trabajadoras de la limpieza de la red de hospitales públicos de la
Diputación General de Aragón por un convenio digno con fuertes
movilizaciones en Zaragoza, Teruel y Huesca.

Los sindicatos CCOO, UGT, CGT, CSIF y OSTA empezaron
una huelga indefinida en el sector sanitario público dada la imposibilidad
de llegar a un acuerdo con las empresas concesionarias
para renovar el convenio colectivo que a través de los años habían
conseguido y donde se les reconocía su trabajo, tanto en lo que
se refiere a unas mínimas condiciones laborales, como en lo que
tiene que ver con un máximo limitado de sobrecarga laboral diaria
y un salario, condiciones que se verán agravadas cuando llegue el
mes de julio sin acuerdo y se aplique directamente la ultraactividad
del convenio sectorial.

Esta lucha ejemplar de las trabajadoras de la limpieza, ha creado
complicidades entre la clase trabajadora, como por ejemplo diferentes
apoyos mutuos y solidaridades, una eficaz caja de resistencia
(llevan un mes sin cobrar) o la huelga de hambre solidaria de
dos celadores. Pero también agresiones por parte de la patronal
reflejados a través
del despido,
el 30 de mayo,
de tres limpiadoras
que formaban
parte de los
servicios mínimos;
tres detenidos
por la policía
nacional
cuando la manifestación
a favor
de las huelguistas
quería acceder
a la
Consejería de Sanidad; o denuncias a la inspección de trabajo por
parte de las empresas concesionarias. Mientras que todos estos
acontecimientos se producían el Gobierno de la Diputación, con el
consejero de Sanidad Raúl Olivan y la presidenta Rudi al frente se
desentendían del conflicto ignorando todo lo que estaba ocurriendo.

La lucha de estas trabajadoras de la limpieza está alcanzando
unas proporciones de tal magnitud que en las redes sociales la
están siendo comparada con la lucha de las trabajadoras del textil
de 1912, heroínas de la canción popular «Pan y rosas», o incluso
con la primera huelga documentada en un papiro del Museo Egipcio
de Turín en 1166 a.C.

Este es el camino, la huelga indefinida, hacer frente y no dejarse
arrebatar la dignidad.