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Derecho de autodeterminación

Sobre Gibraltar y el soberanismo catalán

Josep Lluis del Alcazar, 16 de septiembre de 2013




Ante el actual conflicto entre el estado
español y el británico sobre
Gibraltar, hemos oído voces de destacados
dirigentes de Convergència
Democrática de Catalunya (CDC)
y Esquerra Republicana de Cataluña
(ERC) que lo tienen claro: hay
que estar con el derecho de autodeterminación
de los gibraltareños
y contra el Estado español. También
entre la izquierda
independentista hay quien mira el
tema con simpatía hacia Gibraltar.
Si identificamos los protagonistas
del conflicto: un Estado Español
que niega el derecho a la autodeterminación
en Cataluña, un gobierno
británico que desde hace poco
tiempo lo reconoce a los escoceses,
y que ahora -ante el conflicto
por el Peñón - defiende el “derecho
de autodeterminación” (palabra
prohibida en el diccionario
españolista borbónico) de los
gibraltareños. Si a estos protagonistas
les añadimos la idea tópica
que los enemigos de mis enemigos
son mis aliados y la oportunidad de
dar una patada al Gobierno de Madrid...
¿Quién puede dudar en una
ecuación tan fácil y evidente? Pero,
nada más superficial y nefasto...
también para Cataluña.

Por eso, la primera pregunta tiene
que ser: ¿quién tiene derecho
de autodeterminación? ¿Autodeterminación
para todo el mundo? Pues
nosotros respondemos claramente
que no. El derecho de autodeterminación
no es un derecho individual,
o de quien se reúne y pide
una consulta, sino de las naciones.
Cataluña es una nación y tiene el
derecho de autodeterminación que
le niega la constitución monárquica
española. Esta es una diferencia
sustancial entre Cataluña y otras
regiones del Estado a quien se trata
por igual como comunidades autónomas
en el llamado “café para
todos” del Duque de Suárez desde
la Transición.

Para quien sigue pensando que
al final es la gente que vive la que
decide en términos absoluto, casi
como un derecho individual, le tendríamos
que preguntar que si la ciudad
de Cornellà o la comarca del
Baix Llobregat promueven una consulta
ante una hipotética declaración
de independencia de Cataluña...
¿También tienen el derecho
de autodeterminación y el de separarse
de Cataluña? ¿Cuál es el
límite? Nuestra respuesta volvería
a ser que no, que el derecho es del
conjunto del pueblo de Cataluña,
no de una parte de él.
Por eso, porque estamos hablando
de derechos de pueblos y naciones,
es imprescindible hablar de
las realidades nacionales en el conflicto
en cuestión. ¿Cuál es la realidad
nacional de Gibraltar? Ninguna.
Sólo, la de los descendentes
de los militares y administradores británicos
de una base militar. En todo
caso sus derechos nacionales son
los de los británicos de las Islas, o
si lo quieren, dentro del estado español,
como unos habitantes más
que viven en su territorio. Exactamente
igual que los habitantes de
las Malvinas, y esta realidad histórica va más allá de que en un momento
determinado quien reclamara
las Malvinas argentinas fuera la
dictadura de Galtieri. Ni en el Peñón
ni en las Malvinas hay un pueblo soberano,
sino las consecuencias de
la ocupación imperial y colonial, que
se tiene que declarar ilegítima, independientemente
de los Tratados.

Y, esta posición no quiere decir que
apoyamos las medidas que está aplicando
el Gobierno Rajoy. En consecuencia
defendemos la integridad
territorial de los pueblos y naciones
contra la opresión y el colonialismo.
Y es por esta misma lógica del
marxismo ante la cuestión nacional,
que dijimos en su momento, que era
una trampa ligar la solución del futuro
del norte de Irlanda, en poder
británico, al derecho de autodeterminación
de sus habitantes con los
famosos Acuerdos de Viernes Santo.
¿Qué pueblo o nación norte-irlandesa
existe? Ninguno. El problema
viene que cuando la Gran Bretaña -después de una intensa lucha
de los irlandeses-, tuvo que acceder
a perder Irlanda, impuso quedarse
una parte al norte de la isla, la
más rica e industrial, en la que replegó
la población derivada de la ocupación
colonial. Es decir, convirtió la
parte norte de Irlanda en un enclave
colonial, en la cual se aplicó y se
aplican medidas permanentes de
excepción porque es la manera de
mantener a raya la resistencia del
pueblo irlandés.

¿Quiénes son los unionistas en Irlanda
del Norte y los de la orden de
Orange? ¿Un pueblo que luchó algún
día por su libertad? No, el instrumento
del imperialismo británico
para ocupar Irlanda. ¿Qué celebran
cada año el 12 de julio con provocativas
marchas por los barrios católicos?
La derrota del candidato al
trono inglés, el católico Jaime II, que
disfrutaba del apoyo de la población
irlandesa, a manos del protestante
Guillermo de Orange en 1690. Esta
derrota significó una dura y permanente
represión del pueblo irlandés,
el nacimiento y consolidación el hecho
colonial británico sobre Irlanda,
la condena a ser un pasto permanente
por las industrias textiles británicas
y el hundimiento en la pobreza de la población irlandesa.

Sólo hay que ver
este verano como actúan
los “unionistas” y sus fuerzas
de choque para destruir
cualquier manifestación
del pueblo irlandés.
Esta población descendente
de las fuerzas de
ocupación británicas, puede
o integrarse como en
Irlanda, que es el pueblo
que tiene que decidir sobre
el futuro de toda la isla
o volver a la Gran Bretaña
que es el estado del cual
se reclaman. Por cierto,
muchos de los unionistas
són descendientes de escoceses
y es, precisamente,
en Escocia dónde
está previsto realizar en
2014 el referéndum sobre
la independencia.

Este hecho nos permite
también decir que no sólo
es Su Graciosa Majestad
británica quién mantiene
enclaves coloniales que tienen
que devolver como
Gibraltar, Las Malvinas, o
Irlanda del Norte, sino que
también el estado español
tiene enclaves coloniales,
como Ceuta y Melilla, que
tienen que integrarse en
Marruecos más allá del
carácter de monarquía
opresora y represiva de
Mohamed V, y más allá de
lo que quieran los habitantes
de estas dos ciudades,
que probablemente votarían -como los gibraltareños
o los habitantes de
las Malvinas- seguir formando
parte de la metrópoli
colonial. En consecuencia,
hay que exigir la
retirada británica del Peñón
de Gibraltar.

¡Fuera los enclaves coloniales!

¡Colonialismo no, ni aquí ni en ninguna
parte!


Apuntes sobre la cuestión nacional en Europa

32.- La cuestión nacional en Europa está en la raíz de muchas de las tensiones internas de los actuales
estados y es un componente esencial de la lucha de clases. Hay que volver a los análisis históricos
del marxismo para identificar las diferencias entre restos de enclaves coloniales, fenómenos de segregación
y problemas nacionales no resueltos que suponen opresión, pues la política revolucionaria cambia.

En relación a casos de legados del régimen colonial como Irlanda del Norte, la lucha por la reunificación
de Irlanda excluye el derecho de autodeterminación (uno de los centros del Acuerdo de Viernes Santo),
porque con él estamos reconociendo la legalidad del proceso de ocupación colonial del que fue objeto.

Estamos por la retirada británica y la reunificación de Irlanda. Y, del mismo modo que lo plateamos para las
Malvinas, o haríamos para Ceuta o Melilla, enclaves coloniales del Estado español o el Gibraltar británico,
donde en modo alguno puede aceptarse la autodeterminación, sino que hay que exigir la devolución al país
en el que se encuentran. O, en los casos de las colonias francesas de ultramar, donde corresponde la
independencia.

En relación a las políticas de la burguesía para provocar el enfrentamiento y la división entre los
trabajadores como en el caso de la Liga Norte italiana -un movimiento reaccionario burgués que intenta
profundizar las diferencias con el sur más empobrecido-, la denuncia debe ser permanente.

Otro caso son naciones oprimidas como Euskadi, Catalunya, Escocia, Kurdistán,… Es el problema
nacional que aborda el marxismo. En tanto que problema democrático irresuelto bajo el capitalismo,
genera la posibilidad de su transcrecimiento en consigna transicional ya que atenta contra
las fronteras de los estados existentes y por tanto, objetivamente, cuestiona los regímenes que
las sustentan, por lo que estamos del lado de la nación oprimida ante la opresora y defendemos
el derecho de autodeterminación. Las direcciones de estos movimientos, pequeño burguesas o
burguesas o no tienen ese objetivo o no van a defender consecuentemente el movimiento que cabalgan.

Al contrario, van a tratar de compaginarlo con el mayor servilismo al bonapartismo creciente, y van a tratar
de encontrar un hueco en la Europa de las Regiones sin cuestionar los estados. Pero no definimos nuestra
posición según unas u otras direcciones, sino en relación a las necesidades de la clase obrera, que precisa
dirigir la lucha y arrastrar tras de sí a los sectores pequeñoburgueses. Por eso nuestra política es poner
la lucha de la nación oprimida bajo la dirección del proletariado e impulsar la lucha consecuente
que aúna derecho de autodeterminación con enfrentamiento con los estados y sus regímenes.

Llevar la defensa del problema nacional a los trabajadores y sus organizaciones –en general proclives
al nacionalismo opresor-, en defensa del derecho de autodeterminación de un lado, mientras del otro
combatimos las posiciones no-clasistas y las direcciones nacionalistas pequeñoburguesas y burguesas
–por lo demás siempre inconsecuentes-, para empujar al conjunto a una sola lucha contra el estado y el
régimen dominante es nadar contra corriente. En cambio no lo es negar el problema como niegan los
estados basándose en el nacionalismo opresor, el dominante. Ese problema es central en los programas
revolucionarios de los países en que está presente, tal como afirmaba Trotsky en el 36 refiriéndose
a España. No estamos por la posición del joven Marx y de Rosa Luxemburgo que llegaron a apoyar
anexiones que derribaban postes fronterizos en nombre del internacionalismo. Nuestra posición es la de
Lenin, que no sólo no supedita cuestión nacional a la unidad de la clase, sino que los conecta dialécticamente
y no para después de la revolución sino para el aquí y el ahora, aún cuando sea un proceso “pacífico” de
separación (posición de Lenin ante la separación de Noruega de Suecia).

33.- La política de los imperialismos para encauzar las movilizaciones nacionales es tipo el “café
para todos” de la Transición española que se concretó en una multitud de comunidades autónomas, entre
las que diluir las naciones y mantener el estado. Ahora en la UE, su equivalente es la Europa de las
Regiones –en la que además se incita a la competencia para mejorar las condiciones de las multinacionales
y abaratar la mano de obra-, ya que la burguesía tiene claro que precisa abordar ese problema, pero lo
hace, como lo hizo en el estado español, supeditado al objetivo de fortalecer los estados para
mantener a raya la lucha de clases. Por eso están abocadas al fracaso las propuestas que, desde los
partidos nacionalistas burgueses y los pequeñoburgueses, crean expectativas de resolver el problema
nacional en el marco de la Europa de las Regiones para evitar enfrentarse a los estados: la única solución
real es la autodeterminación que invariablemente lo cuestiona y es el valor que aporta esta reivindicación a
la lucha revolucionaria.
Mientras pueden, la política de los estados es encauzarlo, pero cuando no alcanza, se pasa a la
violencia: Bosnia está aún fresco en la memoria, y la política del estado español, negándose al reconocimiento
de Kosova, también. Y desde febrero 2008 hasta el día de hoy el ejército turco está en una
campaña militar contra las milicias de Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), reprimiendo los
pueblos tanto dentro de las fronteras turcas como en el norte de Irak, con el fin añadido de debilitar el
autogobierno del Kurdistán iraquí.

Extractos de la resolución sobre Europa
de la Conferencia de Lucha Internacionalista mayo 2012

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