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Elementos para un balance

Conductores/as de TMB: una lucha que abre brecha

Josep Lluis del Alcazar, 19 de mayo de 2008




Finalizó la huelga de autobuses de
TMB tras la decisión de una asamblea
masiva de conductores/as que
decidió aceptar la última oferta
patronal (25 minutos de descanso
diario acumulable de los 50 que
pedían, con los dos días de descanso
semanal sin pérdida de sueldo) a
contar desde ya pero de aplicación
en el próximo convenio. La asamblea
puso la condición de la retirada
de los expedientes. La empresa
aceptó retirar los expedientes que
aún no había aplicado y suspender
la aplicación de los que estaban en
curso. Asimismo los trabajadores
seguírán los recursos judiciales
contra los expedientes aplicados.
Quedan pendientes las denuncias
policiales que no se retiraron. De
esta forma la huelga indefinida se
desconvocaba al segundo día de
iniciada.

Al día siguiente se mantuvo la
manifestación, aunque ahora con
carácter de celebración, y la vuelta
al trabajo debilitó mucho la participación
masiva de otras convocatorias.
Inmediatamente empezaron a
salir los balances, desde el triunfalismo
que exageraba la limitación
real de las conquistas conseguidas,
que gestionará una comisión
negociadora del convenio en la
que los sindicatos que no convocaron
la huelga (CCOO, UGT i SIT)
tienen la mayoría, a otras que
calificaban de poco menos que
traición y acuerdos tramposos la
propuesta de la dirección del
comité de descansos (CGT y
ACTUB) de aceptar la propuesta.
El mismo día de la asamblea, LI
entregaba una carta a conductores/
as de autobuses y al día
siguiente se presentaba un primer
balance. (ver en www.li-litci.com)
Nuestra primera valoración fue
saludar el éxito de la lucha, los
métodos de democracia obrera
recuperados y la disposición
demostrada, pero era y es obligado
sacar un balance más en
profundidad de una lucha que
como dijimos “abre una brecha”.

Sobre la radicalización del
conflicto.

En esas voces críticas se acusa
a la dirección del comité de
descansos (CD) de no haber roto
los mínimos para “radicalizar” el
conflicto y de haber entrado a
negociar con la Generalitat, la
empresa y el Ayuntamiento o que
lo obtenido es poco. Estos planteamientos
suenan a radicales
pero no tienen en cuenta la correlación
de fuerzas. Los conductores/
as demostraron una capacidad
de lucha que nadie puede
cuestionar y que además les supuso
24 expedientes sancionadores,
más otros 30 (incluidos 5
de despido) pendientes de aplicación,
6 detenciones y varios
heridos. Apurar el enfrentamiento
e ir a romper los mínimos era
una orientación izquierdista de
consecuencias imprevisibles:
creer que podían derrotar las
fuerzas combinadas de la política
municipal y los Mossos, con
las fuerzas que se reunían a la
mañana en los piquetes es pueril.
El primer día de huelga se midieron
las fuerzas y los conductores
no podían por si solos romper
los mínimos de la patronal.

No vamos a entrar en la incorrección
de negociar con la patronal
pues es el día a día del sindicalismo,
tampoco si la cantidad de
lo obtenido es lo que determina si
estamos ante una victoria o derrota,
pues eso lo hacemos más
adelante.

Asimismo creemos que es secundario
especular si un día o dos
más de huelga indefinida hubieran
permitido alcanzar unos minutos
más de recorte. Pero es
obligado preguntarse: ¿se podía
haber conseguido más? No hablamos
de un minuto más o menos
de recorte del tiempo. Lo significativo
era la aplicación del
acuerdo por fuera de convenio,
lo que supondría un golpe durísimo
a las direcciones de CCOO,
UGT y SIT. Creemos que sí, pero
no era a la movilización de conductores
ni a su dirección que hay
que imputar el no haberlo conseguido.
La clave de la radicalización
no estaba en romper los mínimos,
sino en la extensión política de la
lucha a otros sectores. Una parte
de esa responsabilidad cabe a la
dirección del CD pues demostró un
acierto y dedicación extraordinaria
hacia todos los movimientos alternativos,
de jóvenes, estudiantes, lo
que es muy importante, pero dejó
a un lado los sectores productivos,
de clase, empezando por los más
cercanos: Metro, también de TMB
y el Ayuntamiento de Barcelona.
Así lo explicamos en nuestras declaraciones.

ACTUB era –por definición-
incapaz para hacerlo, puesto
que se construyó como sindicato
exclusivo de conductores de
bus. Todo recaía sobre la CGT y
aquí hay que constatar las debilidades
de un sindicalismo que ha
ido permitiendo/fomentando que
cada empresa sea un coto cerrado.

Romper esa dinámica, más allá
de alguna manifestación o concentración
de delegados, era la tarea:
1) disponer de un plan coordinado
de apoyo y presencia permanente
en los piquetes, 2) con el envío
masivo de comunicados desde las
empresas, 3) haciendo vivir en
cada una de ellas la lucha que era
un orgullo para el sindicato... En
esta lucha se dio algún paso respecto
a luchas anteriores que se
vivieron en gran soledad, pero eso
fue insuficiente.

Con esa extensión de la lucha
por los centros de trabajo, con alguna
acción conjunta de metro-autobuses,
aunque no fuera directamente
una huelga, con los centros
municipales que empezaban
a negociar convenio discutiendo la
solidaridad con los conductores/as,
probablemente el Ayuntamiento
hubiera parado el conflicto antes
de que pudiera prender en los demás
sectores. Pero eso no se hizo…
porque se han perdido muchas costumbres
del sindicalismo de clase.

El signo del balance

Con esos puntos fuertes y las
debilidades que limitaron el alcance
de la huelga y los resultados, no dudamos
lo que dijimos en el balance
repartido el 16: valoramos como
una victoria la lucha y lo conseguido,
que es mucho más que los 25
minutos:

“Los trabajadores/as han ganado
la confianza de que juntos podemos
hacer retroceder a la patronal,
que la lucha debe estar en sus manos
con las asambleas y no en las
de las burocracias sindicales; que
buscando la solidaridad el conflicto
toma un carácter social que contrarresta
la campaña patronal difamatoria,
de criminalización y
asilamiento; que la unidad con otros
sectores en lucha (estudiantes por
ejemplo) da vitalidad, y que para ir
más lejos sólo la movilización de otros
trabajadores/as en sus puestos de
trabajo hubiera sido necesaria y, en
definitiva, que la lucha es el
camino”(Declaración del 16 de abril)

Rosa Luxemburg en sus trabajos
sobre las huelgas de masas* insistía
en que los balances no parten
de cuánto se ha conseguido sobre
las demandas iniciales, explica: “hoy
se consigue la jornada de ocho horas,
pero es posible que mañana
haya despidos masivos y con ellos
el hambre para miles de personas”.
Tres son los elementos esenciales
del balance: 1) el crecimiento de la
conciencia de clase 2) la modificación
de la correlación de fuerzas
entre trabajadores y patronal, el
sentimiento del trabajador que puede
cuestionar quién manda en la
empresa y, finalmente, 3) que la
huelga permite un “febril trabajo
organizativo”.

Los trabajadores de TMB iban
avanzando a saltos la conciencia
de clase durante la lucha: sindical
y política, en particular con los 5 días
de huelga que se hicieron en plena
campaña electoral, en el que la relación
entre los mensajes de los
partidos institucionales de “izquierda”
y la represión que ejercían sobre
ellos contrastaban rotundamente.
Asimismo fue esencial ver la fuerza
que tenían en sus manos en las
asambleas que cortaban calles importantes
de Barcelona, en las
manifestaciones que se hicieron sin
pedir permiso alguno. Queda por fin
la tercera pata, la de la organización,
y el punto de partida era la
retirada de todos los expedientes:
los dos días iban a caer tarde o
temprano cuando la movilización
tomó fuerza, pero la patronal quería
que se aplicaran con la dirección
del CD sancionada y con despidos.

Era ceder en el presente
para asegurarse el futuro, porque
la clave está en la organización. Ahí
se medía la correlación de fuerzas:
la patronal con el Ayuntamiento
y la Generalitat tenían que
derrotar la dirección de CGT y
ACTUB para reflotar a CCOO,
UGT y SIT y ahí fracasó. Esa era
la batalla esencial y la patronal y
el tripartito la perdieron.

Organizar y organizar

El Ayuntamiento, la empresa y la
Generalitat saben que han tenido
que ceder y como la gran revolucionaria
polaca escribía en la misma
obra, llegarán “los más brutales
actos de venganza del capital”.
Se ha salvado la dirección de la lucha
y ése era el punto de partida,
pero no basta: hay que volcarse en
ese “febril trabajo de organización”.

Aquí de nuevo un punto fuerte y una debilidad. El punto fuerte: la confianza
y el excelente trabajo en las
asambleas y los comités electos y
responsables ante las mismas; pero
uno débil: la falta de consolidación y
reafirmación de la organización sindical,
que no tiene por qué estar en
contradicción con la unidad y el respeto
a toda la asamblea. Esa forma
de hacer confunde a los trabajadores/
as pues minimiza la importancia
de la organización de clase.
La tarea más importante es el crecimiento
significativo de la sección
sindical de CGT, porque hay que
reforzar el trabajo en la empresa, porque
hay que volcar la experiencia
en otros conflictos y porque hay
mucho que hacer en el sindicato
para recuperar el sindicalismo de clase.
Para eso se necesitan muchos
brazos, más formación… Y si esa tarea
no se afronta o se diluye en el
nuevo comité de convenio y las
asambleas, se va a desvanecer al
primer revés.

La huelga de conductores
debería dedicar
un espacio de reflexión
en el conjunto de
la CGT. Ha proyectado
al sindicato y le permite
ganar un espacio si
aprovecha todas las experiencias
y rectifica los
errores. Como concluimos
el balance presentado
el 16:
“Esta huelga abre
una brecha de luz. Miles
de trabajadores se
preguntan por qué no
hacer lo mismo. Este
virus que las direcciones
sindicales burocráticas temen
porque si se extiende empieza su
fin, y que la “izquierda”
institucional quería criminalizar y
cortar de raíz. Es necesario seguir
hasta la retirada completa de
los expedientes ya aplicados,
mantener la fuerza de cara a la negociación
del convenio haciendo
un llamado a la organización sindical,
y muy particularmente, seguir
la defensa de los compañeros
que tienen denuncias
policiales. Pero la brecha está
abierta.”

Nota.

* Huelga de masas, partidos y sindicatos.
Hamburgo 1906.

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