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8M. Huelga General por nuestros derechos

Lucha Internacionalista, 17 de marzo de 2018




En 1910 Clara Zetkin, una de las principales dirigentes socialistas y feministas, propuso al 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague. Reivindicando especialmente a las más de quince mil obreras textiles que se movilizaron en Nueva York en marzo de 1908 exigiendo reducción de la jornada laboral, mejores salarios y el derecho al voto. Pasaron 110 años de aquellas históricas jornadas de lucha y nuestro mejor homenaje es el de seguir movilizadas por nuestros derechos.

Este año en más de 200 ciudades del mundo las mujeres queremos volver a ser protagonistas de una nueva jornada internacional de lucha. Queremos poner en evidencia cómo las mujeres nos organizamos, utilizando mundialmente la huelga, el método de lucha de la clase trabajadora, para frenar los planes de ajuste que los gobiernos capitalistas aplican en todo el mundo y que nos golpean particularmente a las mujeres. Recientemente, el informe Oxfam publicó que el 82% de la riqueza mundial generada durante el 2017 fue a parar a manos del 1% más rico de la población mundial. Según estos datos, las más perjudicadas son las mujeres, que sufrimos mayores niveles de discriminación en el ámbito laboral y asumimos la mayor parte del trabajo de cuidados no remunerado. Por eso, somos las más pobres 8 8 entre los pobres y nos organizamos para enfrentar este sistema capitalista y patriarcal que nos sobreexplota.
En el Estado Español la brecha salarial entre varones y mujeres ha aumentado el último año y las mujeres cobramos de media un 29,1% menos. En muchas partes del Estado la situación empeora: en Catalunya la brecha se amplía más todavía llegando al 30%, en Madrid un 37%, y en Asturias alcanza el 38%. Las razones principales es que los trabajos con salarios más bajos, inferiores a 1.000 euros, son ejercidos mayoritariamente por mujeres. Es que el 18% de las mujeres no llega al salario mínimo, mientras que en el caso de los varones el porcentaje es del 8%. Las mujeres realizamos además los trabajos más precarios en términos salariales y de condiciones de trabajo. En lo que se refiere al contrato laboral, padecemos mayormente los contratos temporales, y somos mayoría en los trabajos de jornada parcial. Lo que es peor todavía, es que la tendencia de esta brecha continúe aumentando si no se aplican políticas contra la desigualdad. Con el precedente histórico de la huelga feminista de Islandia de 1975 que culminó con una Ley de Igualdad Salarial y en la realidad, con las tasas más bajas de desigualdad de género, las mujeres trabajadoras debemos hacer sentir la reivindicación de a igual trabajo, igual salario y contra la precarización laboral y la feminización de la pobreza y contra los recortes. Denunciando a la patronal y a los partidos políticos que gobiernan a su servicio y defienden sus intereses como el PP, PSOE o Cs.

A la brecha salarial, las mujeres de todas partes del Estado sumamos la denuncia a los más de 1.000 feminicidios de los últimos 15 años, así como las millones de agresiones sexuales y todo tipo de violencia que padecemos a diario por el sólo hecho de ser mujeres y avaladas por la justicia patriarcal. Por ello, exigimos presupuesto para prevención y políticas de género, un dinero que existe pero se destina mayoritariamente a pagos de deuda. Denunciamos también la presencia de la Iglesia en todos los niveles educativos, así como la privatización de la educación. Repudiamos en particular los dineros públicos destinados a escuelas del Opus Dei y de diferentes organizaciones religiosas que segregan por sexo, y exigimos una educación totalmente pública, laica, gratuita, con perspectiva de género, y al servicio de las clases trabajadoras y los sectores populares. Reivindicamos el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos y exigimos aborto libre, legal, seguro, y gratuito, incluida para las menores de edad que hoy no tienen acceso al mismo.

Pero además, las mujeres no sólo sufrimos de forma particular la crisis económica y los planes de ajuste sino también las políticas represivas y el ataque a nuestros derechos y libertades. El Estado monárquico actúa contra las mujeres con la misma impunidad que defiende a los corruptos y encarcela a quién se opone, cómo están haciendo en Catalunya. El Régimen del 78, que ha intentado negarnos el derecho ganado a decidir sobre nuestros cuerpos con la Reforma de Gallardón (PP) en 2013 y que las mujeres hemos conseguido tumbar, es el mismo que ahora niega con una violencia sistemática el derecho a decidir del pueblo catalán, aplica el reaccionario artículo 155 e interviene y ataca la escuela pública. Las mujeres no somos indiferentes a esta situación que además, nos ataca directamente. Es el mismo Régimen que mientras destinó millonadas a mantener las fuerzas de ocupación en Catalunya recorta en políticas de género en los Presupuestos Generales del Estado. Por eso afirmamos que no hay una salida verdadera para las mujeres con un Estado y un Régimen construidos sobre esta violencia estructural. Las mujeres trabajadoras, jóvenes, migradas, somos parte de la lucha contra el Régimen del 78, el mismo que concede privilegios únicos a la Iglesia Católica. Y nuestros derechos sólo se podrán conseguir con la movilización y la organización, independiente y desde abajo. Porque nuestra lucha no es para acceder a los altos cargos ejecutivos y judiciales ni gobernar al servicio de este sistema capitalista y patriarcal como Ángela Merkel o Michelle Obama. Nuestra lucha es la de las mujeres trabajadoras de Inditex en Pontevedra, que con la huelga han conseguido un triunfo contra la discriminación laboral. Nuestra lucha es la de las trabajadoras del servicio de ayuda domiciliaria que se organizan contra la precarización y por la municipalización del servicio. Nuestra lucha es la de Yolanda González, mujer, joven, vasca y estudiante, asesinada por el fascismo durante la transición. Nuestra lucha es la de la adolescente palestina Ahed Tamimi presa por resistir y enfrentar la ocupación sionista. Nuestra lucha es la de la mayoría de las mujeres, las trabajadoras, jóvenes, estudiantes, y migradas.

Por eso, este 8 de marzo, llamamos a organizarnos de forma independiente, en asambleas abiertas en nuestros lugares de trabajo, de estudio, en los barrios, y pueblos. Que se sienta en las calles nuestro grito. ¡Por un gran paro internacional feminista, contra la opresión patriarcal y la explotación capitalista!

Igual trabajo, igual salario. Basta de precarización. Paremos los recortes. Derogación de la Reforma Laboral.
Ni Una menos. Vivas y Libres nos queremos
Aborto legal, seguro y gratuito
Papeles para todas. Cerremos los CIES. Derogación de la Ley de Extranjería.
Basta de represión. Fuera el 155. Libertad presas políticas.
Abajo la Monarquía. Derroquemos el Régimen del 78. Por una República de las Trabajadoras.
Viva el día internacional de las mujeres trabajadoras.
Vivan nuestras luchas en todo el mundo.

Lucha Internacionalista
8-3-2017

Orígen del 8 de marzo

El 8 de marzo no es el “Día de la mujer”; es el Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras. La elección de esta fecha para reivindicar nuestros derechos laborales, pelear por nuestra emancipación política y movilizar en contra de la opresión patriarcal no es casual.

Es que en los últimos años del siglo XIX y los primeros del siglo XX el desarrollo industrial fue tan grande, que en parte de Europa y Estados Unidos cada vez más mujeres comenzaban a trabajar en fábricas, y a luchar por sus reivindicaciones.

En marzo de 1857 las obreras textiles de Nueva York pararon contra las mal pagadas e interminables jornadas de trabajo. En el mismo mes de 1908 más de 15 mil obreras marcharon por las calles de esa ciudad en demanda de mejores salarios y condiciones de vida. En marzo del año siguiente 40 mil costureras industriales estadounidenses se declararon en huelga exigiendo el derecho de unirse a los sindicatos, mejores salarios, una jornada de trabajo menos larga, formación profesional y en rechazo al trabajo infantil; ese día 140 mujeres murieron calcinadas en la fábrica textil de Chicago donde trabajaban porque la patronal las había encerrado para que no se movilizaran.

En febrero de 1917 -marzo en el calendario gregoriano- la más gran revolución del siglo XX: la Revolución rusa, comenzó con las mujeres en las calles con el grito de “Paz, pan y tierra”. Así, en el marco de esta primera oleada de luchas feministas, más de cien delegadas de diecisiete países que asistieron al II Encuentro Internacional de Mujeres Socialistas, realizado en Copenhague en 1910, votaron que el 8 de marzo fuera el Día Internacional de la Mujeres Trabajadoras.

Luego de una oleada de luchas feministas en los ’60 y ’70, se consiguieron el derecho al aborto y el divorcio en muchos países; por eso en 1975 la ONU decidió institucionalizar la fecha y transformarla en una jornada de festejo para controlar al movimiento de mujeres. Sin embargo, cada 8 de marzo somos más las mujeres trabajadoras que nos movilizamos y hemos comenzado a parar en todo el mundo reivindicando a las obreras estadounidenses y a las trabajadoras rusas. Es que somos cada vez más las que no queremos flores ni bombones: ¡queremos trabajos y salarios dignos, queremos el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos y queremos el fin de todas las violencias hacia las mujeres!

http://www.izquierdasocialista.org.ar/index.php/noticias/mujeres/isadora-26/7030-por-que-es-el-dia-internacional-de-las-mujeres-trabajadoras

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