En todo el mundo el movimiento feminista está preparando en encuentros, reuniones y asambleas una nueva jornada de lucha internacional. Han pasado 110 años desde que Clara Zetkin propuso, en la Segunda Conferencia de Mujeres Socialistas, que el 8 de marzo se convirtiera en el día Internacional de la Mujer Trabajadora, en reivindicación de las obreras que lucharon por la jornada de 8 horas, mejores condiciones laborales, el derecho al voto, entre otros. Hoy damos continuidad a este homenaje haciendo frente a los gobiernos capitalistas y patriarcales que continúan haciendo pagar la crisis a las trabajadoras con sus políticas.

Tan solo hay que recordar que la desigualdad salarial entre mujeres y hombres en el mundo llega al 23%, que somos las peor pagadas, las más precarias, las cabezas de familia de los hogares más empobrecidos y que las tareas de cuidados y domésticas continúan recayendo mayoritariamente sobre nuestras espaldas. Por eso hablamos de feminización de la pobreza. Pero hemos dicho basta y en todo el mundo nos hemos levantado con huelgas y movilizaciones históricas: el #MeeToo, contra las violencias sexuales, la #MareaVerde por el aborto legal, seguro y gratuito, el #NiUnaMenos contra los feminicidios y ahora mismo las mujeres chilenas que son protagonistas en la lucha por el #FueraPiñera, son algunos ejemplos.

En el Estado Español, los últimos dos años organizamos huelgas generales feministas, haciendo uso de esta herramienta de la clase trabajadora con dos jornadas inolvidables con millones de personas movilizadas y miles de mujeres autoorganizadas. A pesar de que este año son evidentes las dificultades objetivas para garantizar una verdadera huelga general un domingo, tenemos el reto de garantizar una jornada de lucha feminista, de clase y combativa. Motivos nos sobran.

Las reformas laborales de PSOE y PP tuvieron resultados devastadores para las mujeres, con un grave crecimiento de la pobreza y la precariedad producto de los despidos, de los contratos temporales y de jornada parcial, el aumento de la edad jubilatoria, la privatización de los servicios públicos y particularmente de los servicios sociales donde las mujeres son contundente mayoría. Es tal la gravedad de la cuestión que se ha llegado al extremo de jornadas laborales diarias de 10 minutos, como hace la nueva empresa del Grupo Limpio contratada por el Banco Liberbank para la limpieza de sus oficinas. Por eso afirmamos que la precariedad tiene rostro de mujer.

A todo esto, se añade la discriminación y violencias que sufrimos a diario: durante el 2019 fueron 99 las mujeres asesinadas en el Estado por el hecho de serlo y en lo que va de este año ya son 18, muchas de ellas no son reconocidas por la ley de violencia de género por no tratarse de personas con relación de pareja. Además, continúan las restricciones al aborto mediante la objeción de conciencia y se les continúa negando este derecho a miles de mujeres y personas embarazadas migradas sin tarjeta sanitaria y a las menores de edad. Mientras tanto, instituciones reaccionarías, misóginas y patriarcales como la Iglesia y la Monarquía continúan recibiendo millones de euros públicos.

Es la continuidad del régimen franquista y el nacionalcatolicismo con el Concordato de 1979 y el rey como jefe de Estado. La amenaza del pin parental –impulsado por VOX en Murcia–, con la negación total del derecho de las niñas y adolescentes, no es más que la profundización de las concesiones a la Iglesia que se ve día a día en las escuelas concertadas religiosas (que anualmente reciben 4.866 millones de euros públicos) o en los comités éticos de los hospitales.

El nuevo gobierno español de PSOE-UP se autodenomina progresista, pero en poco tiempo ya se ha evidenciado que será un gobierno que cumplirá y acatará las imposiciones del Banco Mundial y Bruselas, continuando con el pago de la deuda y el cumplimiento del déficit a expensas de la vida de la gente trabajadora con más recortes. Se prepara la mochila austriaca privatizando e individualizando todavía más el sistema de pensiones y su ministra, Nadia Calviño, ya ha declarado que «no es productivo deshacer, revertir o reformar las reformas laborales». Podemos, que se ratifica en su rol como estabilizador del Régimen, intenta maquillar esta orientación con falsos anuncios, como es el caso de la supuesta eliminación de la posibilidad de despido por baja por enfermedad, cuando en realidad, tan solo se trata de un insignificante aumento del coste de la indemnización, tratándose además de una medida que afecta a una minoría absoluta de la clase trabajadora. Mientras tanto, la burocracia sindical –CCOO y UGT– se quedan de brazos cruzados fomentando la confianza en este gobierno.

En Catalunya la situación no es menos grave y todavía lo hubiera sido más si el gobierno hubiese conseguido aprobar la Ley Aragonès que suponía un salto cualitativo en las privatizaciones y externalizaciones y consecuentemente un ataque a las condiciones de vida de las mujeres que conforman un 80% de las trabajadoras de los servicios a que se refería la ley. Tampoco el Ayuntamiento de Barcelona está exento de esta orientación, al contrario, son muchos los ejemplos de externalizaciones que afectan particularmente a mujeres, como es el caso de las trabajadoras del servicio de ayuda domiciliaria (SAD) en manos de CLECE (de Florentino Pérez: IBEX35). Por su parte, desde hace meses decenas de organizaciones que formamos parte de la Campaña por el Derecho al Aborto y la Sanidad Universal en Catalunya venimos exigiendo una reglamentación y modificación de la ley de universalización de la atención sanitaria que por ahora no ha tenido respuesta positiva por parte del gobierno, el departamento ni el parlamento. Se les niega así el acceso a la salud, y en particular a la sexual y reproductiva, a miles de compañeras.

El movimiento feminista no podemos tener expectativa en estos gobiernos, ni caer en la trampa del mal menor, porque quienes dicen hacer frente a la derecha y ultraderecha son los mismos que le abren la puerta. Tenemos que organizarnos en nuestros centros de trabajo, de estudio y en los barrios y movilizarnos de forma independiente y combatiendo todos los intentos de institucionalización de nuestra lucha.

Desde Lucha Internacionalista hacemos un llamamiento a organizar una jornada de lucha por la derogación de las reformas laborales y la ley de extranjería, por pensiones públicas y dignas, contra el Pacto de Toledo, contra las privatizaciones y externalizaciones, por la recuperación de los servicios públicos, por presupuestos para prevenir y erradicar las violencias, por la separación de la Iglesia del Estado y contra las agresiones LGBTIfòbiques, por la autodefensa feminista contra la justicia patriarcal heredera del franquismo, por el aborto universal y educación sexual, pública e integral.

Hacemos un llamamiento a llenar masivamente las calles el próximo 8M para que sea el comienzo de un plan de lucha con continuidad más allá de esta fecha. Tenemos la fuerza, podemos ganar.

Lluita Internacionalista

27/02/2020

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