La Asamblea Congresual de la FCyT (Federación de Comunicación y Transporte) de Madrid ha pasado con más pena que gloria para los trabajadores del sector. El congreso no dedicó su tiempo al análisis del nuevo desastre capitalista, las privatizaciones, los despidos, los expedientes de regulación. La recesión es un ruido de fondo del que no hay que ocuparse. Las prioridades no estuvieron en construir un plan de lucha para enfrentar las agresiones que la recesión inflinge sobre la clase a la que dicen defender. Las prioridades del congreso estaban en el reparto de puestos para los delegados y en las luchas internas por el control del aparato. Era un congreso de consumo interno, por eso no se quiso la participación de la afiliación. El llamado a una huelga general europea contra las 65 horas o la nacionalización de la banca, dos de las resoluciones que se presentaron, fueron recibidas por la ejecutiva como escandalosas, viniendo a decir que quiénes somos los trabajadores para imponer cómo salir de esta crisis. Lo que afirman los «CrítiCCOOs» de que pactar las listas, renunciando a otro modelo sindical por el que dicen estar, les permite pelear desde dentro, es una falacia. Hemos renunciado a ser delegados en el Congreso Estatal porque creemos en un sindicalismo al servicio de los intereses de los trabajadores y no estamos por poner nuestra representa-tividad al servicio de la pugna entre aparatos.