Artículos de actualidad de la UIT-CI




Artículos de actualidad sobre Ucrania



28S: Ni un paso atrás es avanzar en nuestros derechos



Estás aqui : Portada » Temas » Política

Resultados del 14F: Mayoría del independentismo y crisis en la derecha. ¿Y ahora qué?

Lucha Internacionalista, 21 de febrero de 2021




Mayoría independentista. Récord de abstención. Illa gana. ERC toma el timón. Crece la polarización. La derecha se hunde y Vox irrumpe en el Parlamento. Las elecciones de la pandemia dejan muchos titulares, pero no han servido para lo que el PSOE y el régimen con sus jueces pretendían: encontrar una salida a la crisis que ha abierto en el régimen del 78 la reivindicación nacional catalana.

Al día siguiente de las elecciones, la maquinaria represiva del estado se volvía a activar: el recurso de la fiscalía contra el tercer grado de las presas y presos políticos catalanes, el encarcelamiento de Hasél y las balas de foam de los mozos en las manifestaciones por su liberación.

Si siempre decimos que las elecciones son un reflejo distorsionado de la lucha de clases, de la situación en la calle, en este caso la distorsión ha sido doble, por la injerencia de los jueces, que fuerzan la fecha en este contexto extraordinario de pandemia, represión y desmovilización.

Si el plan del PSOE era debilitar el independentismo, la jugada no le ha salido bien. Una candidatura unionista primera en las elecciones, un debilitamiento del independentismo y una presidencia de la Generalitat en manos de ERC, daban alas al pacto PSOE-ERC, que Podemos-Comuns también ve con buenos ojos: el cambio de presos por una estabilización de la autonomía que deje en la papelera de los recuerdos el 1, el 3 de octubre y la proclamación de la república catalana. Pero el efecto Illa se ha quedado a medio camino porque, aunque el PSC ha sido el partido más votado en Catalunya y ERC -que ya le da apoyo en Madrid- gobernará la Generalitat, el independentismo no se debilita. ERC debía ser la muleta del PSOE en Madrid y los Comuns facilitarle la gobernabilidad en Catalunya, como hizo en los últimos presupuestos. Al igual que ERC ha apoyado Colau en el Ayuntamiento de Barcelona. Pero con una mayoría de votos y de escaños independentistas este escenario se complica.

El resultado del 14-F está marcado, pues por estos cinco elementos:

1. La mayoría independentista. Los votos independentismos superan el 51%, por primera vez y también consiguen un nuevo crecimiento en escaños (74) lo que sigue reduciendo el espacio político de los partidos del 155 y aleja la estabilización del régimen. ERC saca el mejor resultado en décadas en escaños, aunque baja 337.000 votos de 2017, cuando tenía casi un millón. Por primera vez ERC gana en su pugna con JxCat y se convierte en la primera fuerza del independentismo. A pesar de la pérdida de presidencia de la Generalitat, una vez más, Puigdemont aguanta. JxCat tenía un millón de votos y se queda en 560.000. Los 76.000 votos del PdeCAT habrían sido suficientes para hacer que Junts se mantuviera como la primera fuerza del independentismo, pero Mas ha tenido que hacer un nuevo paso a un lado y queda fuera del Parlament. No es un tema menor: la burguesía catalana pierde uno de sus baluartes más experimentado y mejor relacionado con las élites financieras. Probablemente se unirá - con el PNC de Marta Pascal- a la lista de cadáveres políticos de la burguesía que deja el Procés: CiU, UDC, CDC. Que Mas no dejara de recordar durante la campaña que la CUP le obligó a dar el primer paso a un lado ha sido una buena propaganda para la CUP-G.

2.- Una abstención histórica. Casi la mitad de los 5.368.881 catalanes/as con derecho al voto se abstuvieron. Una participación del 53,56%, 25 puntos menos que las últimas, que con el 79%, fueron récord de participación. Participación algo inferior a las gallegas (58’88%) y las vascas (54’57%). Pero otras elecciones se han hecho bajo pandemia, y, con una fuerte motivación política, han dado participaciones históricas, como ha ocurrido en Estados Unidos.

¿Por qué no hubo esta fuerte motivación en las elecciones del 14-F que sí estuvo en diciembre del 17? Hay un conjunto de explicaciones que van más allá de la situación epidemiológica: cansancio y rechazo del independentismo harto que se quiera tapar la falta de un plan político con los enfrentamientos entre ERC y JxCat en el Gobierno. Rechazo al desastre de la gestión de la crisis sanitaria, del Gobierno central y del autonómico y a la falta de respuestas concretas ante la gravísima situación económica que sufre una mayoría trabajadora. Y por último, la rabia por la injerencia de los jueces. Lo más castigado por la abstención ha sido el bloque unionista, por eso su retroceso en cómputo global y en escaños. Un dato complementario de la gente cabreada es el aumento sustancial del voto nulo, que se multiplica casi por tres respecto del 2017, hasta 43.000.

3.- El efecto Illa, a medias: no “se pasa página”. Illa ha ganado las elecciones. Obtiene 33 diputados/as, 652.000 votos, 46.000 más que las anteriores. Si habitualmente un aumento de la abstención hacía retroceder el PSC-PSOE, esta vez no ha sido así por el operativo de Estado que rodeaba la candidatura de Illa. Los jueces hicieron su trabajo: no sólo provocaron las elecciones (con la inhabilitación de Torra) sino que las pusieron en el momento más beneficioso para Illa. Iceta hizo su parte dejándole paso a cambio de un ministerio. Presentado como el voto útil del unionismo, Illa ha barrido a Ciudadanos.

Pedro Sánchez había jugado mucho con la operación Illa, una operación de estado. Illa gana las elecciones, primer objetivo conseguido. ERC desplaza a JxCat, y allana el camino para el pacto PSOE-ERC: "mesa de diálogo" y presos/as a cambio de estabilización autonomista. Pero no consigue ni con la represión, ni con la confusión y división entre ERC y JxCat que desmoralizan el movimiento popular por la república catalana, que el independentismo retroceda. Illa insistía con el diálogo una y otra vez, pero inmediatamente después de las elecciones, volvemos a la realidad: la maquinaria represiva se vuelve a poner en marcha.

Los resultados en Catalunya refuerzan Sánchez dentro del PSOE. Incluso alejan el gobierno tripartito de derechas de La Moncloa, pues PP y Ciutadans ahora deben digerir el batacazo electoral. Pero estos movimientos son de corta duración y no resuelven ninguna los problemas de fondo: ni la pandemia asociada a la gravísima crisis capitalista, la no menos grave crisis de régimen, ni tampoco el encaje de Catalunya.

4.- Polarización de la derecha y hundimiento de Ciudadanos y PP. Con 215.000 votos y 11 diputados, Vox se convierte en el principal referente españolista. El efecto de la polarización social ha afectado a derecha e izquierda, es el reflejo de una situación cada vez más desesperada para muchos que buscan otras respuestas a sus problemas, cansados de los de siempre. VOX, con su discurso franquista, anticatalán, racista, machista, nacional católico ... señala los culpables de todos los males: catalanes, inmigrantes, feministas, musulmanes ... y es el partido que más claramente se enfrenta a los gobiernos establecidos, central y catalán, que gestionan la miseria. [Ver análisis específico]

Ciutadans: por el camino de la UPyD de Rosa Díaz. El peor descalabro en unas elecciones catalanas lo ha tenido Ciutadans, que se queda con 6 de los 36 escaños que tenía y poco más del 10% de los votos que tuvo hace tres años, cuando ganó las elecciones. Algunos de sus responsables ya abandonaron el barco que se hundía (como su portavoz Lorena Roldan que huía al PP), y habrá más. Su discurso claramente de derechas, próximo al PP, ha expulsado una parte importante de su votante del cinturón industrial, que puede no sentirse catalanista, pero que rechaza la derecha, y ha vuelto al PSC-PSOE. Otra parte la ha perdido a manos de Vox que, para ser centralista, lo hace sin complejos. El resultado catastrófico de Ciutadans en la tierra donde se creó, tendrá consecuencias estatales, porque son una serie de derrotas: generales noviembre 2019 de 57 a 10; dimisión de Rivera; pérdida de la mitad de los votos en la coalición con el PP en las vascas. Un nuevo cero a las galegas ...

El PP obtiene los peores resultados de su historia en Catalunya. El PP en Catalunya pasa de 185.000 y se queda en 109.000 votos y pierde un diputado quedando 3. Pero el nuevo revés apunta directamente a Casado, que es quien ha impuesto el sesgo aznarista. No es casual que Casado, de la mano de Ayuso, se volcaran en la campaña catalana. Es el segundo desastre consecutivo de Casado, tras las vascas. Aguanta Feijó desde Galicia, que encabeza un frente de barones del PP anti Casado-Ayuso y el aznarismo. Las consecuencias pueden provocar un terremoto en un PP fustigado además por los escándalos de corrupción en los casos Bárcenas y caja B, Gurtel, Villarejo ... ¿Una refundación al estilo de la de Convergencia?

5.- Los Comuns en tierra de nadie. Con las precedentes debacles de Podemos en las elecciones vascas y gallegas, los Comuns dan por bueno repetir los y las 8 diputados/as aunque se dejan el 40% de los votos que tuvieron hace tres años (de 326.000 a 194.000vots). Se repite, sin embargo, el mismo esquema. Resultados que permiten sacar pecho al PSOE, son malos resultados para Podemos, cuando comparten gobierno central. Y la lógica es que del PSOE ya se esperan las políticas económicas neoliberales, el centralismo monárquico ..., pero de Podemos mucha gente no lo esperaba.

El debilitamiento progresivo de Comuns, no afloja. A las dimisiones de Albano, siguió la del Xavier Domènech, Alamany, Nuet ... La estructura, como ya ocurrió en el ayuntamiento de Barcelona, va siendo ocupada por los y las militantes de una ex-ICV que se disolvió en julio del 2019, con un concurso de acreedores y una deuda de 9 millones de euros. Junto con el aparato de CCOO. El nuevo sucesor del nefasto Joan Coscubiela es ahora Juan Carlos Gallego, que iba 2 en la candidatura por Barcelona.

Y ahora qué?

El gobierno más probable es el de ERC con JxCat, ahora con Aragonés presidente, pero esto requiere el apoyo de la CUP-G, y volvemos al presing CUP. Aunque Aragonés no consiga atar en corto la CUP-G en el gobierno o con un pacto de legislatura, necesita al menos la abstención para permitir hacer efectivo el Gobierno con mayoría simple en segunda votación. Los Comuns, que en el marco del pacto ERC-PSOE, han estado dispuestos a dar una mano como en los últimos presupuestos, no quiere entrar o apoyar un gobierno de ERC con JuntsXCat.

Pero hay un debate de fondo en la coalición, con las bases de la CUP que se han posicionado claramente por la independencia de clase, en la línea de los 12 puntos acordados por las organizaciones de la CUP-G. El segundo obstáculo es que ERC debe hacer pasar el pacto con el PSOE: presos/as por estabilización de la autonomía, en un marco de política represiva creciente (veremos quién será el nuevo consejero de Interior) y con un movimiento independentista que no está movilizado, pero tampoco liquidado. Seguir con la parálisis y los enfrentamientos con sus socios no deja de ser una forma de tapar la impotencia, pero también supone un fuerte desgaste.

Tampoco es ninguna alternativa real, la propuesta de Domènech en nombre del Institut Sobiranies de un gobierno “de izquierdas” ERC-CUP-Comuns, con apoyo externo del PSC, en un intento de borrar la mayoría independentista, con un Comuns que el mismo día se abstenía en Madrid ante la propuesta de un referéndum pactado y días atrás tampoco votaba la amnistía.

Sánchez respira un poco más tranquilo, acalla las críticas dentro del PSOE, y mientras PP y C ’s se lamen las heridas y se alejan de hacer sombra al gobierno de Madrid. Vox crece, pero aún está lejos. Y los problemas continúan agravándose: la pandemia, la crisis económica, el deterioro de la monarquía, la corrupción en el estado ... pero quien días pasa años empuja.

A la clase obrera y el pueblo nos queda seguir poniendo todos los esfuerzos en recuperar la movilización para hacer frente la dramática situación que estamos viviendo y en construir una alternativa que de verdad responda a la crisis económica y democrática, de ruptura con la Monarquía en defensa del derecho de autodeterminación de los pueblos, y de ruptura con el capitalismo, por un plan obrero de emergencia.


Polarización a la derecha: el voto Vox

La crisis polariza los resultados, y en un polo hace crecer la ultraderecha de Vox, que repite en nidos de voto que ya tuvo en las generales del 10N de 2019, cuando sacó 240.000 votos (4,8% por la alta participación). Entran como 4ª fuerza, con 11 diputados -rentabilizando la abstención-, 217.883 votos (el 7,69%), y hacen el sorpasso al PP -con el doble de votos y porcentaje- y Ciutadans.

Como fuerza del régimen, obtiene amplios porcentajes en zonas donde votan cuarteles militares o de guardia civil, así como las de alto poder adquisitivo: Sant Andreu de la Barca (13,1%, cuartel guardia civil), St Climent Sasebes (20,2%, regimiento de infantería «Arapiles»), barrio del Secà de Sant Pere de Lleida (guardia civil)... En Pedralbes, donde se suma el cuartel del Bruc y el alto nivel económico del barrio, sacan un 17,7% aunque en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi queden en un 11,3%; también en Les Corts tienen cerca de un 9%: muchas movilizaciones ultraderechistas salen de la Pl. Artós en Les Corts, pero es en Sant Gervasi, en el club Empel, donde tiene el punto de encuentro el espectro ultraderechista.

También recoge el voto y la implantación fascista anterior, fuera de Plataforma por Cataluña, los violentos GDRs o los grupos neonazis como MSR que han perpetrado agresiones a migrantes. Así, Pont de Vilomara (13%) en el Bages, o zonas de Mataró.

Aparte del Vall d’Aran (14,5%), más de 200.000 votos de Vox están en el área Metropolitana de Barcelona, donde repiten el resultado de 2019 y en la mayoría de los casos, aumentando en porcentaje, aunque no en votos. Así son 4rts en el Baix Llobregat con un 9,3%, o en el Vallès Occidental con un 8,8%. También en ciudades de más de 10.000 habitantes rondan o superan el 10% (Badalona, L’Hospitalet, Terrassa o El Prat por encima del 9%; Rubí, Barberà, o Sta. Perpètua con casi 11%; Tarragona, el 12), son 3ª fuerza en veinte localidades y segunda a Bahía, que con una tasa de desempleo de casi el 25%, les da un 14,4%.

Otro nido de votos, lo tiene en el Baix Penedès -comarca con más paro de Catalunya, con casi el 20%- (11,1% votos) y en la costa -con trabajo turística estacional y mucho paro, ahora incrementado con la crisis del Covid. Así Salou con un 18,4% (ya venía de 13,9% en 2019),Cambrils, 13,1%,Vila-Seca, 19,3%,Roses,15,6%

Y si afinamos más, el discurso identi-tario españolista, anti-catalán, machista y xenófobo de Vox, hace pie en los barrios más empobrecidos: los de Can Ribalaigua, Mas Vila y Can Carbó, de Lloret de Mar (12,7% en el municipio); el de Cerdanyola en Mataró; el de Bonavista en Tarragona -donde ya obtuvo el 20% en 2019-; el de Vila-roja en Girona (20,5%) a pesar de que en la ciudad es apenas un 6,1%. En Barcelona ciudad obtiene el 7,14%, pero en Nou Barris quedan 4rts con un 9,44% (2ª fuerza en Torre Baró, 18,5%, y en Ciutat Meridiana, 12%, algo menos que en Trini-tat Vella) y en la Marina del Prat Vermell, llegan al 13,6%.

Detener el avance de Vox en los barrios populares pasa por impulsar la movilización contra las políticas que los empobrecen y construir una alternativa por la izquierda a la mucha desesperación que viven la clase obrera y las clases populares, y que en los próximos años se agravará.


El voto CUP-G: polarización por la izquierda

El resultado de la CUP-G es bueno pero relativo: es una expresión de la polarización por la izquierda, pero con muchas debilidades para contraponerse a la de la derecha con Vox. Da un salto importante en número de diputadas porque la abstención hace subir el porcentaje hasta el 6’68% y pasa de 4 a 9 diputados/as. Pero la CUP-G pierde votos y pasa de los 195.000 a 189.000: en proporción, mucho menos que otros, pero difícil de justificar con la pandemia cuando todo indicaba que nuestros votantes tradicionales eran un voto estable, más ligado ideológicamente.

La pérdida está en la circunscripción de Barcelona (-10.104), en parte recuperados en Girona (+3.129) y en menor medida en Tarragona (+1.120). La pérdida de Lleida es muy pequeña (-320).

La coalición con Guanyem, con la disolución del programa que ha comportado a lo largo de la campaña, no obtiene réditos. En lugares emblemáticos como Badalona, con la ex alcaldesa Dolors Sabater de cabeza de lista, es la octava formación en número de votos (obtiene apenas 142 más que en 2017 y no rentabiliza nada la pérdida de 5.000 votos de EC-Podemos), quedando con un 5’49%, por debajo de la media de Barcelona (6,3%). También quedan por debajo de la media de la circunscripción, con 6,09%, Cerdanyola -perdiendo 95 votos-, donde su alcalde, Carles Escolà, iba de 6 por Barcelona; o Ripollet que pierde 170 ...

La pérdida de voto se concentra en Barcelona ciudad (-5469, perdiendo en todos los distritos, desde Sants-Montjuic; Sant Martí, Eixample, Gràcia ...) y área metropolitana: el resto del Barcelonès (sólo en L’H, 917), el Baix Llobregat y el Vallès Occidental, perdiendo en cada comarca de 1.500 a 1.800. Es decir, el discurso de que estábamos dispuestas a gobernar con ERC, o JXC, nos ha hecho retroceder en implantación en aquellos lugares más golpeados por la crisis.

La CUP-G está ante una encrucijada: utilizar los 9 diputados/as para ser el ala izquierda de un nuevo gobierno neoliberal y autonomista de ERC y JXC, avalando el pacto ERC-PSOE o construirse como la alternativa de izquierdas que necesita el independentismo y las clases populares castigadas brutalmente por la crisis económica capitalista. Es también la única manera de detener el avance de Vox en los barrios obreros y populares. Esa es nuestra opción.


Acerca de las llamadas a la abstención y el voto nulo

La abstención (43,6%) y el voto nulo (40.000) de récord en estas elecciones tienen una lectura más allá de la pandemia y reflejan un desgaste o rechazo al sistema y a los partidos, que mezcla motivos diversos. Pero una cosa es la lectura que hacemos y otra que desde la izquierda revolucionaria se impulsen. La tradición del marxismo - a diferencia del anarquismo- siempre había sido que aprovechábamos todos los espacios de la lucha política, también la lucha electoral, para avanzar en la lucha social y la construcción del partido revolucionario. Podemos participar presentando candidatos, o apoyando críticamente a opciones que pueden ser expresión de la lucha de masas. Y, cuando el marco de la democracia burguesa puede ser desbordado, nos planteamos el boicot, pero siempre como una acción colectiva y organizada, no como una llamada individual a no ir a votar. Por ejemplo, defendimos esta opción ante la convocatoria de elecciones con el 155 de diciembre de 2017, pero entonces ninguna fuerza significativa la hizo suya. El independentismo habría podido llamar al boicot a las elecciones impuestas por el 155 pero no lo hizo y contribuyeron a la desmovilización y a hacer que el movimiento del 1 y el 3 de octubre iniciara el aterrizaje autonomista.

En nuestro artículo sobre los 12 puntos en el LI 170 (1) lamentábamos que partidos políticos como CRT (2) o CR no entraran o mantuvieran la batalla dentro de la única opción (3)u que había en las elecciones de avanzar en un reagrupamiento de la izquierda para la doble ruptura -con el régimen y con el capitalismo- como era CUP-Guanyem. Había un acuerdo político en este sentido (los 12 puntos) y por eso apoyamos la candidatura y de hecho las bases de la CUP se rebelaron contra el "giro a la moderación" impulsado por la dirección en la campaña. La batalla estaba abierta. También habíamos defendido públicamente la ampliación del acuerdo a fuerzas como Anticapitalistas, que esperamos que en el futuro sea posible.

Por eso es difícil de entender que la CRT no llamara a votar críticamente la candidatura de la CUP-G, y en lugar de ello apostara por el voto nulo o la abstención. ¿Para la CRT, en estas elecciones no había ninguna posibilidad de expresar el voto de una izquierda de ruptura, ni buscar una mejor correlación de fuerzas ...? ¿Todas las candidaturas eran iguales? ¿Lo mejor era quedarse en casa? ¿O la propuesta difusa del voto nulo? Pensamos que es una política sectaria. Y más aún cuando pensamos que el centro no es el problema electoral sino el diálogo con los cientos de militantes con quienes queremos construir una alternativa revolucionaria.

Demasiado a menudo la posición de la CRT es la de esperar a los acontecimientos y de no participar en los procesos porque pueden terminar mal. Hablan mucho de unidad, pero no han participado en ninguno de los bloques políticos electorales que han buscado esta aproximación, desde hace décadas. Nosotros entendemos que la política revolucionaria se hace desde la implicación, con todas las dificultades que solemos afrontar. Por ello LI estuvo presente en Iniciativa Internacionalista en las europeas de 2009, Des de Baix al Parlament de Catalunya 2010, o con las diversas candidaturas con la CUP desde 2012: CUP-AE, CUP-CC, CUP-PR y ahora a CUP-G.

1 Artículos: “La CUP en la encrucijada” y “Acuerdo político por la confluencia”.
2 CRT Corriente Revolucionaria de Trabajadores i CR. Corrent Roig.
3 LI nos reunimos con Anticapitalistes por si estaban dispuestos a reeditar un Des de Baix 2, con una respuesta negativa.

Ir a la versión en catalán