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Internacionalismo y lucha de los pueblos

Josep Lluis del Alcazar, 12 de junio de 2009




La candidatura Iniciativa Internacionalista
reivindica el internacionalismo y la solidaridad
entre los pueblos. A menudo nos
preguntan cómo, si nos llamamos
internacionalistas, apoyamos el derecho a
constitución de nuevos estados, el derecho
de autodeterminación. Para nosotros,
el único camino hacia el internacionalismo
de clase, hacia la supresión de las fronteras
y de los estados, debe ser la lucha
incondicional por la libertad de los pueblos.
Porque la unidad que necesitamos los
trabajadores y trabajadoras será voluntaria
por parte de pueblos libres y soberanos o
no habrá tal internacionalismo.

Lucha Internacionalista no es una
organización independentista, no
creemos que el futuro deba pasar
necesariamente por la formación
de más estados y que cada nación
actualmente oprimida deba constituir
su propio estado independiente
para alcanzar el derecho a decidir
libremente su futuro. Sin embargo
sí afirmamos que si esa nación decide
construir su propio estado, los
trabajadores deben defender esa
voluntad contra cualquier intento de
la nación opresora de impedirlo. Así
lo hicimos respecto de Bosnia en la
campaña de Ayuda Obrera Internacional
y en otras ocasiones.

Por eso el acuerdo en Iniciativa
Internacionalista entre organizaciones
de la izquierda revolucionaria y
del independentismo de izquierda es
la defensa del derecho de autodeterminación,
un punto central que
nos permite recorrer un decisivo trecho
en común. La palabra la tiene la
nación oprimida y respetaremos hasta
el final su decisión. No vamos a
especular sobre qué opción tomaríamos
cuando pudiera realizarse ese
derecho, pues si esa decisión se
hace contra la Monarquía, nosotros
estaríamos por la ruptura, pero si se
da en el marco de un amplio movimiento
revolucionario que acabara
con ella y buscara la unidad sin imposiciones
entre los pueblos, entonces
apoyaríamos esa unidad. La lucha
de clases es dialéctica y es imposible
determinar con qué ritmos y
procesos exactos se va a dar.
Así pues, nosotros queremos una
República vasca o catalana soberana,
es decir, con plena libertad
para establecer la relación que decida
con los demás pueblos y naciones.

Es más, nosotros las queremos
socialistas, pero esa no puede
ser una precondición para la autodeterminación
nacional. En el
marco de la lucha de los pueblos
por el derecho a decidir su futuro,
buscamos la más amplia relación
entre pueblos libres, en pie de igualdad,
en una amplia federación de
repúblicas socialistas no solo del
estado español, sino europeas. También
afirmamos que esa relación de
fraternidad es inconcebible sin un
proceso revolucionario y un cambio
del sistema de relaciones económicas,
es decir, sin avanzar hacia el
socialismo. Ni que decir tiene que
esa federación es lo opuesto a la
UE -un bloque entre estados y multinacionales
para ahogar a los pueblos
y trabajadores europeos.
Esa orientación que defendemos
está en la tradición del
internacionalismo obrero, del marxismo.

Parte de la comprensión de que
no hay lucha por el socialismo, por
acabar con toda explotación, que
no incluya la lucha por acabar con
toda opresión. Así se expresaba Marx
cuando defendía que los obreros ingleses
debían incluir en la suya la lucha
contra la opresión de Irlanda:
«La clase obrera inglesa no podrá
dar en Inglaterra ningún paso decisivo
mientras no se levante contra la
política de las clases dominantes en
Irlanda. Y no sólo debe ayudar a los
irlandeses, sino que debe tomar la
iniciativa (…) Si no hace esto el pueblo
inglés será un instrumento de las
clases dominantes, porque tendrá
que actuar junto a ellas contra Irlanda
» O en esta secuencia de Engels:
«El pueblo que oprime a otros no
puede liberase. La fuerza que emplea
para oprimir a los demás acaba
por girarse contra él mismo.»

En el mismo sentido sigue la tradición
del internacionalismo obrero,
cuando Lenin se dirige a los obreros
rusos: «Por eso el internacionalismo
de la nación opresora, o de la llamada
nación «grande» (aunque sólo
sea grande por sus violencias, grande
como un esbirro), debe consistir
no sólo en observar la igualdad formal
de las naciones, sino también esa
desigualdad que, por parte de la nación
opresora, o sus violencias, compense
la desigualdad real que se da
en la vida.» Por ello en el programa
del Partido bolchevique se define:
«Derecho de todas las naciones que
forman parte del Estado a separarse
libremente y formar estados independientes.

La república del pueblo ruso no debe atraer a otros pueblos
o etnias por la violencia,
sino exclusivamente por el
acuerdo voluntario de constituir
un estado común. La
unión y la alianza fraternal de
los trabajadores de todos los
países son incompatibles con
la violencia directa o indirecta
contra otros pueblos.»
Hoy en día, la política de las
direcciones parlamentarias y
sindicales del movimiento
obrero –PSOE, IU, CCOO y
UGT-, en su conversión a la
monarquía, ha sembrado de
centralismo la conciencia del
movimiento obrero; en nombre
de la unidad en abstracto
de la clase obrera, lo que en
realidad defienden es la imposición
del nacionalismo mayor
(que, justamente por serlo, a
menudo pretende pasar desapercibido),
es decir, del nacionalismo
español. Tampoco
ha ayudado a impedirlo la política
de las direcciones nacionalistas,
en particular la de la
mayor entre ellas, la izquierda
abertzale, con la subordinación
de la lucha de clases a la política
militarista e individualista de
los atentados, con la búsqueda
del bloque «vasco» con su
burguesía -el PNV-, en lugar
de apoyarse en el principio revolucionario
de paz entre los
pueblos, guerra entre las clases.

Reivindicamos esa voluntad
de unir la lucha contra la explotación
capitalista a la lucha
de los pueblos contra toda
forma de opresión. Iniciativa
Internacionalista puede iniciar
la reconstrucción de un camino
de solidaridad entre
trabajadores y pueblos que
existía no hace tantos años,
al final del franquismo. Si verdaderamente
somos capaces
de reconstruir esa unidad
y trabajar conjuntamente en
base al acuerdo común, que
impulsa la lucha contra el capitalismo
y su crisis junto con
la lucha contra la Monarquía
que niega el derecho de autodeterminación
de los pueblos,
entonces avanzaremos
por ese camino.

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