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Dinero Público
De los bolsillos de los trabajadores al del capital
Víctor Messeguer, diciembre de 2007
Para nosotros los marxistas, el estado no es neutral – como gusta de calificarse en su propaganda – sino un instrumento de dominación de la burguesía. De aquí la necesidad de la revolución y de tomar el poder para convertirlo en un instrumento de los trabajadores.
En marzo hay elecciones generales en el estado español. Simultáneamente estamos asistiendo al pinchazo de la burbuja inmobiliaria de EEUU y al inicio del mismo aquí. En los próximos meses se sabrá la profundidad de las crisis económicas generadas por estos y otros hechos que hemos tratado en números anteriores. En este momento, la propaganda alrededor de los presupuestos del estado cumple la funci ón de negar los problemas y avanzar promesas electorales, mientras se prepara el “descubrimiento” de los problemas durante 2008 y la aplicación de medidas contra los trabajadores - la receta universal de los gobiernos capitalistas en las crisis.
Pero el estado espa ñol es heredero de su historia; veamos el marco general:
– El peso de los ingresos fiscales en el PIB pas ó del 18% en 1975 al 37% en 2003. En el mismo período, Francia pasó del 37% al 44,5%. En la UE-15 el estado español sólo se halla por encima de Irlanda.
– El Ministerio de Defensa es el de mayor dotaci ón, y el gasto militar para 2008 (diseminado en diferentes ministerios) arroja una desmedida proporción del 2,23% del PIB.
– El estado espa ñol es un gigante en investigación militar (proporcionalmente sólo por detrás de EEUU), y un ratón en investigación y desarrollo en el resto de sectores.
– A pesar de que el PIB per c ápita ya es del 92% del de la UE-15, el gasto público sólo representa el 65% del de la UE-15.
– Lo que deja de gastar cada año el estado español en gasto público social por habitante respecto de la UE-15, era de 3.193 euros en el año 2004. Multiplicando por tres para una familia media salen 9.500 euros.
– La distribución de la riqueza es muy desigual. La distribución de la renta es aproximadamente del 50% para el trabajo y el 50% para el capital, siendo los poseedores del capital infinitamente menos en número, acaparan una parte desproporcionada del pastel. La riqueza (patrimonio y sucesiones) casi no paga impuestos. Los trabajadores del estado español son los que pagan la mayor parte de los impuestos y cotizaciones sociales.
– Las media de las pensiones ronda los 700 euros, y más de la mitad no llegan al Salario Mínimo de 570,60 euros/mes.
En estos últimos años, el desfase entre salarios y pensiones y precios de la vivienda de alquiler y compra (en las ciudades de alrededor de Barcelona se cobran 300 euros al mes por una habitación) ha ahogado la economía de los trabajadores, que han debido endeudarse a interés variable por decenas de años. Ahora que se han parado las ventas de pisos y empiezan a bajar precios de compra de vivienda usada y nueva, el proceso inflacionario sobre los alimentos y la probable subida de intereses tensan hasta el límite las economías populares. La propaganda oficial dice que el auge en la industria ha de compensar el descenso en la ocupación de la construcción, pero eso en la realidad no se ve. Lo que se ve es una crisis en el sector de automoción que está castigando con despidos en las empresas de componentes del automóvil, y que en 2008 lleva camino de recrudecerse. Está empezando a haber atrasos en el pago de las hipotecas. Muchas de las empresas que cierran acaban con un gran pelotazo urbanístico con recalificación y venta del solar.
Cual es la pol ítica del gobierno ante esos hechos:
– Negar la existencia de problemas. Espa ña va bien. Rebajas fiscales para las empresas y los ricos.
– Apoyar un naciente complejo militar-industrial dot ándolo de misiones imperialistas como Afganistán, Líbano, Haití.
– Reforzar el car ácter inversamente distribuidor de las finanzas públicas, que traslada dinero de los trabajadores hacia las empresas, la burguesía y los militares.
– Dejar actuar al mercado, el libre mercado inmobiliario, el libre mercado de los alimentos y el libre mercado de las deslocalizaciones.
– Mediante la ley de extranjer ía y las reformas laborales, el pacto de Toledo y las privatizaciones, bajar o no aumentar los salarios directo, indirecto (sanidad, enseñanza, servicios sociales) y diferido (pensiones).
– Culpabilizar a los trabajadores. Tanto Solbes como el presidente del Banco de Espa ña se han manifestado en contra de las subidas de salarios acordes con la inflación. Solbes desaconsejó las cláusulas de revisión salarial (él no las necesita).
– Una pol ítica de cheques (por nacimiento, para el alquiler de viviendas para jóvenes, para el dentista a los menores de 15 años) en vez de una política de creación y ampliación de servicios públicos que se están desmantelando o privatizando. En el caso de la Ley de Dependencia se crea un nuevo sector privado subvencionado con sueldos bajos.
En resumen, no s ólo los empresarios se quedan con nuestra plusvalía, sino que el estado se arma con nuestro dinero para aventuras imperialistas contra trabajadores de otros pueblos y para reprimir nuestras protestas. El estado permite la especulación con bienes de primera necesidad como alimentos y viviendas, mientras nos hace culpables a los trabajadores de la inflación que padecemos. Un estado que entrega pensiones de miseria mientras subvenciona las empresas y el ejército.
En las luchas por el salario, por la vivienda asequible, por pensiones dignas y contra el desmantelamiento y privatizaci ón de los servicios públicos no sólo luchamos contra los empresarios, también contra su estado.
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